En el piso

Me encuentro en el piso, manos abiertas, pies cruzados, pero sobre todo cabeza en alto.

En espera de una presencia que corte la bruma como una luciérnaga en el medio de la noche, en el reproche de tu ya perdida lealtad.

Corrompida por las leyes inexoperables del juego de mentiras extraído por nuestra avaricia profunda, en el silencio limitado a Gemidos, Gritos, Hola y Adiós.

Poniendo en decadencia el respeto mutuo traído por la alegre melancolía de nuestro estado pasado.

Criado por aquel aprecio que solo fue un instante, al ser sustituido por lujuria en el viraje del desafío.

Dejándote llevar por las herramienta de la adicción espontánea, conocedora de de la ejecución de palabras seductoras, dispuestas a construir una locura de imágenes superficiales servidas en la cena como la única razón de perder la cordura.

Confeccionando una identidad homogénea donde creamos barreras para resaltar nuestras diferencias.