'Dedicado a los niños de la Guerra'
¡¡¡Gracias por la sensibilidad y los votos compañeros!!!
Alguien comenta que debería dar gracias al cielo por estar viva. Siempre dice que tiene que cambiar un hato de pañales y preparar cientos de mamaderas. No porque no le guste su trabajo, si no porque hay una causa permanente que produce estas cosas, suspira…
Soy una niña, pero también pasa lo mismo con los niños. A menudo he jugado con alguno desde que me trajeron aquí. Son más quejosos y también comen más.
Me dice que debo de poner voluntad para recuperarme pronto de las heridas. No sé bien que significa esa palabra, como tampoco lo que es ser huérfana. Aunque lo imagino. Lo he preguntado varias veces, pero nadie me quiere responder. Pienso que por eso estoy aquí. Ni siquiera la señora amable, me lo quería revelar y mire, que todo el día se la oía que patatín, que patatán hablando conmigo de todo…
Un hombre de blanco, al cual todos le llaman señor, me observa a menudo y luego me entrega un dulce. Es el mayor gusto que tengo por ahora. Cuando siento que el chocolate se desarma en mi boca, vuelvo a la vida, y por eso lo espero tanto…
Casi nunca llevo zapatos y me han rapado la cabeza. Por estos lados hacen cosas que mucho no entiendo. Ahora me han traído un par e intentan que me los ponga. Si supieran que caminar rozando la tierra húmeda era mi mejor placer, tanto como comer caramelos. Extraño muchas cosas, como por ejemplo: mis cabellos. Otra señora, dice que ya crecerán: ella es voluntaria de La Cruz Roja. Cuando encuentran niños solos, como yo, los traen aquí y luego, nos visitan trayendo chucherías.
Este lugar no es feo, pero cuando llega la noche las luces se apagan y todos comienzan a llorar. Claro, más los varones que se los oye a gritos desde el otro pasillo. Yo sin embargo, no lloro. Simplemente, aprieto fuerte mis manos y dientes a la manta y espero hasta mañana hasta que me duermo. Cuando los miedos se van con el sol que entra por mi cuarto.
Por ahora me llaman chica del trébol. Mis papas desaparecieron en una explosión al caer una bomba. Todavía los espero cada día. Sueño a menudo que vienen a buscarme y se me hace cosquillas el estómago…
Sin embargo, escuché que soy una jovencita con buena estrella, que podría estar muerta. ¿Será bueno ser una chiquilla de suerte?...
Por ahora no puedo caminar: mis piernas están destrozadas, de hecho me falta una, y me haría gran ilusión volver a hacerlo de la mano de mis padres. ¡Antes habíamos andado en camello vendiendo telas, jarrones y jarras con café turco. ¡Hemos cantado y reído tanto al compás del dromedario, fumando narguile, -yo sólo he probado un poquito, claro!...
Para sentirme mejor he decido hablar y contar mi falta cuando llegue el tiempo de hacerlo. Este secreto se lo conté a un amigo que hice nuevo y llegamos a esta conclusión, después de todo ¿a quién no le ha pasado…?
El deseo de los chicos por aquí, es que los mayores no hagan más la guerra y que de hecho ya se termine en el mundo. Porque es mala y estimula mal a los niños. Mi anhelo en particular, es que ya no haya más Presidente ni Ministro sino, que seamos nosotros los que conduzcamos todo. Que los mayores no hagan más, por favor, cosas que los niños no podemos entenderlas…
Desde que sucedió aquello, me cuesta hablarlo y me pregunto: ¿Se darán cuenta mis padres cuando regresen que fui yo la que rompió el jarrón de porcelana que guardo bajo la alfombra?...
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