Un "vampiro de arrabal" afila sus colmillos careados,
trajinando su sed de hechizos de carnecita dulce,
de hemoglobina delicada, de lúbrica miel yugular.
Mezquina sus fichas y calcula bien su acrobacia,
ya le empieza a punzar el tiempo que no pega un pleno,
su hocico rastreador no soporta más moretones.
"Ella maduró pronto y se pudrió bien temprano"
¡ Su barrio es tan inclemente con las flores !
Hija de penas del corazón, que lloran finales de blanco a las tres de la tarde,
y de un moscón atrapado por la botella,
un arrepentimiento que quedó zumbando contra el vaso boca abajo.
Carga su anzuelo con "risa rubia" y curvas para descarrilar,
"¡ Qué mi nueva película sea un rollo de amores mansos ! "
¡ Sabrosos varoncitos de bronce, fáciles de masticar !
Las esquinas del ring aprobaron la presa,
"el tallo de la rosa, zapatillas de barrio especial,
pezones radioactivos, pasta de campeón,
manzanas firmes, risitas pillas."
Sus plumas bailan el habitual conjuro berreta,
vueltitas pícaras y licores para enredar.
La tribuna aplaude el celular en el travesaño,
con cara de goleador, se despiden presintiendo el penal.
Mascara de verdugo,
cáscara transparente, lista para pelar
Un bar oscuro dilata la película, los dos ya vieron el final.
El precalentamiento empañó el retrovisor del taxi,
dérmicos, lúbricos, a punto para erizar.
El pájaro campana no llegó a las nubes, apenas alcanzó para gritar,
su espasmo no fue extático, unos gemidos famélicos,
lo más sincero que se pudieron regalar.
Por "un par de rounds de amor con la tele prendida",
a nadie lo nombran campeón mundial.
La mañana los vistió rápido, casi sin mirar atrás,
desayunaron su aliento de anoche y promesas de celular.
La ilusión "les truchó el boleto", el nextweek suena forzado,
pero la necesidad va a llamar.
entre comillas textual de distintas letras de Patricio Rey y los Redonditos de Ricota (Solari-Belinson) |