Surcando por el río Ucayali, llegaba al distrito de Masisea un día domingo casi al terminar la tarde y luego de 4 horas de traslado en “peque peque” desde la ciudad de Pucallpa.

El puerto estaba lleno de gente y de embarcaciones que pugnaban por retornar a Pucallpa, ya que habían jugado los equipos: Hospital de Pucallpa y el Instituto Superior Tecnológico de Masisea, y muchos de los directivos e hinchas del Hospital, entre funcionarios y trabajadores del sector Salud de Pucallpa, se disponían a regresar.

Los motokars ingresaban al puerto, dejaban a sus pasajeros y regresaban a la ciudad para hacer el mismo recorrido y ganar unos soles. La misma tarea hacia la camioneta 4 por 4 del Hospital Rural de Masisea, que se exigía por quedar bien con sus visitantes y los trasladaba hacia el puerto una y otra vez, … y naturalmente, gratis.

El lunes por la mañana, de visita a la comunidad shipiba de San Rafael, a 6 kilómetros de Masisea; un señor muy agitado nos pedía el uso de nuestra movilidad con urgencia, su esposa estaba con fuertes dolores a punto de alumbrar; y decía que había llamado por radiofonía al Hospital Rural de Masisea para que los apoyase con su camioneta para su traslado, pero que por falta de gasolina no podía hacerlo.

Se había terminado la gasolina el día domingo.