-Gómez, ¿¡Cómo es eso de que no ha terminado los formularios!? ¿Acaso quiere que lo despida? ¿Quiere quedarse en la calle sin dinero?
-Pero jefe...
-¡Nada de peros, necesito esos formularios rápido. Son solo 300, en una hora debería haberlos terminado y solo lleva 30. Su ineficiencia no tiene límites.
-Pero es imposible, tendría que hacer 1 por segundo.
-Y hágalo. Para eso está aquí, para trabajar.
-Pero jefe, no se pue...
-¿Entonces quiere renunciar?
-No pero...
-Pero nada. Ahora silencio y termine los formularios en una hora más.
Formularios, formularios... formularios.
¿Dónde estoy? ¿Mi casa? Todo fue un sueño, por suerte. El problema es que no se aleja mucho de la realidad. Cada día que voy al trabajo soy explotado de forma inhumana. Mi jefe está enfermo... Pero no puedo no ir y simplemente renunciar. En este puto país no es nada fácil encontrar pega... además pa’ un weón simple como yo que no ha sacado doctorados y toas esas weas que existen ahora hay menos posibilidad de pega. Y este viejo que me explota es el único que ha aceptado mi currículum, que con suerte tiene una página. Y pensar que antes sin ninguna wea extra tenías pega, ahora que este país se cree desarrollado, cuando con suerte ha surgido un poco, te piden como mil weas pa’ poder ser, onda... obrero. Más me van a pedir a mi que soy un ingeniero en computación egresado de una universidad no conocida de por ahí me tienen para rellenar formularios y no puedo aspirar a más porque no tengo plata para sacar esas cosas. Y pensar que algunas empresas se las pagan a sus empleados, y a mi este viejo que me tiene de esclavo con suerte me da para comer.
En fin, tantas cosas que pienso pero no puedo expresar nada. Si mi jefe se enterara de eso quedo en la calle y por ende sin trabajo y sin comida, y aunque ese viejo me cague la vida no puedo darme el lujo de quedarme sin trabajo. Así que mejor me apuro para llegar a tiempo a otro maldito día laboral, el cual espero resistir.
-Buenos días Gómez, ¿preparado para que el jefe te acabe?
-Gracias por apoyarme Martínez. Ahora no solo tengo pesadillas del trabajo sino que mis compañeros me entregan un apoyo tan valioso.
-Uuuy, parece que andamos sensibles hoy.
-Ya cállate, no estoy de animo para bromas.
-Acabas de confirmarlo, parece que estás en tus días. En fin, apúrate en entrar en el infierno, si es que el infierno es comparable a trabajar con el jefe.
-...
Maldición, lo que me faltaba. Un compañero que se las da de bromista y que me rinde un apoyo negativo impresionante. Pero lo que dice es cierto, tal vez si me matara y fuera al infierno por hacerlo lo pasaría mejor que aquí. Definitivamente es una idea a considerar.
-Buenos días Gómez. Llega justo a tiempo, unos minutos más y empezaba a considerar el pagarle su último sueldo.
-Buenos días jefe.
-Bueno, no más bla-bla y pongámonos manos a la obra. Necesito que me llene esto 50 formularios dentro de una hora. Recuerde hacerlo bien y rápido. No toleraré retrasos.
-Si jefe, lo haré lo más rápido y mejor posible.
Maldito viejo. Si esto es que tus sueños se hagan realidad, me gustaría que mis sueños se mantuvieran en mis fantasías, excepto... en el que este maldito viejo se tira por el balcón.
-Bueno, lo dejo trabajado y vendré en una hora.
-Entendido jefe.
¿Cómo pretende este viejo que termine estos formularios en una hora? Estoy perdido, creo que debería considerar seriamente la opción de cortarme las venas... aunque eso sería una muerte muy lenta, dolorosa y cruel, creo que sería más útil lanzarse por un balcón de cabeza y asegurarme que el lugar sea de mínimo 20 pisos.
Maldición... las cosas que he llegado a pensar por unos malditos formularios. Pero en realidad la presión de este maldito viejo es insoportable, y hay que ser inhumano para poder llevar el ritmo.
-Gómez, ya pasó la hora. Supongo que me tiene todos los 50 formularios listos.
-Lo siento jefe, solo llevo 30.
-¡Cómo es esto! ¡De seguro ha andado flojeando y eso no lo puedo tolerar!
-Pero no me he levantado de este escritorio ni despegado de los formularios.
-¡Pues es muy lento! Creo que debería despedirlo.
-Sabe que...
-¿Qué?
-Váyase a la mierda. No puedo seguir aguantando a un viejo como usted.
-¡¿Qué dice?!
-Lo que escuchaste viejo mal parido... no pienso ser su esclavo ningún minuto más. Ya me aburrió su idea de que todos nosotros somos sus esclavos.
Y lo hice, exploté. Me acabo de quedar sin trabajo. Pero en fin, aunque no tenga todas las cosas, algo debe haber por ahí para un hombre como yo. Aunque ese algo sea limosnear.
-¡¡¡¡ESTÁ DESPEDIDO!!!!
-Y con gusto viejo de mierda. Pienso que hasta el infierno es mejor que esta puta oficina. Así que váyase a la mierda.
-¡¡Guardias!!
-Me da lo mismo que llame a los guardias. De todas maneras ya me iba. Pero no sin antes de terminar lo que tengo para decirle. Usted es un viejo demente, cree que amenazando con despedir tiene el poder de hacer lo que quiera. Pero no, hay muchas oficinas más, y aunque se pase un tiempo cesante cualquier persona será mejor empleadora que usted. Así, que viejo inútil y demente, mejor tírese por un balcón. Y métase su puta oficina por donde le quepa que yo me retiro y le dejo a todos los empleados la pregunta: ¿Aguantarán que este viejo los trate como esclavos?
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