Sábado 24 de Marzo de 2007, 14:00

Cuenta Morgana*…

Amanece y el colectivo que me acerca al mismo día de ayer me invita a subir, hacia la misma aventura de mañana. Ciento de imágenes se suben conmigo, al visualizar los paisajes de un viaje hacia la locura, que no me dejan ver más allá del horizonte que detrás del río se presenta.
Me invade el trance matinal que me conduce a pensamientos inconcientes, que me atrapan en abismos reprimidos, hasta que el destino que me obliga a descender, se para de frente a mi, gritándome que me despierte.
Un nuevo día en la maldita maraña de autos y gente; y no han pasado ni cuarenta minutos; y yo ahí, transformándome en un hilo de esa telaraña gigante de angustias y sueños lejanos.
Como marioneta, paso las horas de un reloj que permanece dormido, creyéndome que el azar no está de mi lado. Visibles arcanos indescifrables contribuyen al pensamiento silencioso, para que el día no finalice igual que ayer, ni igual que mañana.

Hasta que un día, nuevamente amaneció y el colectivo hoy cambió de rumbo, y me condujo hacia uno de esos sueños lejanos, que creí dejar dentro del laberinto. Y miro el reloj, cuyas agujas de repente comenzaron a viajar con prisa, indicándome que ya no hay tiempo de pensar, que debo trepar la telaraña gigante, aunque no vea que hay más arriba; y las cuerdas que ayer eran el sostén de mis pensamientos, hoy me levantan hacia una nueva incertidumbre propia del azar; hago fuerza para subir aun más, y me sumerjo de lleno sin descanso. Me encuentro pensando que a veces entramos en un camino sólo porque no creemos en él. Entonces es fácil: todo lo que tenemos que hacer es probar que no es nuestro camino. Sin embargo, cuando las cosas comienzan a suceder y el camino se revela ante nosotros, tenemos miedo de seguir adelante.
Hoy, amanezco recordándome que cuando alguien encuentra su camino, no puede tener miedo; sino que tiene que tener el coraje suficiente para dar pasos errados. Y una voz me pregunta: ¿Qué sabes hacer bien?, -“ir detrás de lo creo”-suspiro.











*Morgana: nombre de mi voz interior