Hoy siento como la soledad invade mi espíritu lentamente, lucho en vano contra esa sensación de frío que cala mis huesos y mi alma.
Recuerdo de tiempos inmemoriales tu aroma, la frescura de tus labios, la dulce sensación de tu cuerpo, desnudo junto al mío, las palabras y frases llenas de encanto que susurrabas a mi oído, cuando pausadamente, sin conciencia del tiempo fundíamos nuestros cuerpos hasta ser uno solo, nada importaba , no existía la conciencia del tiempo, porque no eran solo nuestros cuerpos que se acoplaban de tal manera que no éramos, ni un tu ni un yo, era mas que estar unidos era un solo corazón, un solo pensamiento, una sola alma que vagaba por el universo.
Desde esos tiempos cuando vagamos por ese universo infinito, te busco, te añoro te sueño, he creído un par de veces haberte vuelto a encontrar, pero que cruel desilusión, solo fue un cruel bosquejo de mi dulce amor, necesito tener la fe suficiente para seguir en mi loco sueño de volver a verte, de volver a tenerte, de volver a sentirte prisionero de mi alma y de mi cuerpo.
No se si será en esta vida que te vuelva a tener, imploro a Dios desde el fondo de mi alma que te traiga de nuevo a mi lado, que guíe mis pasos a la senda que tu transitas, que nos permita reconocernos para volver a amarnos con pasión y sin medida.
Hace pocos días nuevamente te soñé, te presentí a mi lado, quizás tú en un lejano país, o quizás donde también me soñabas y en ese mundo etéreo por una milésima de segundo nos volvimos a unir, son esos breves instantes los que me permiten seguir viviendo, y mantener la llama de mi pasión por ti, se que tú me buscas, quizás hoy no es el momento de volver a encontrarnos pero se que así será.
Cuando ese día llegue, será como siempre lo soñamos, recorreremos la playa solos tú y yo, imagina, el tiempo es perfecto no hace frío no hace calor, o quizás si, pero solo nos bastamos nosotros dos nada de lo que hay a nuestro alrededor cuenta solo tu mirada y la mía, nos bañamos en ese mar tranquilo, nos tendemos en la arena con la brisa jugando en nuestros cuerpos, me abrazas suave y dulcemente y comienzas a jugar con mi cabello, yo me arrebujo entre tus brazos y comienzo a acariciar tu pecho, poco a poco comenzamos a besarnos explorando, reconociéndonos, recordándonos, sin darnos cuenta la pasión y el deseo comienza a invadirnos, sin nada que nos separe salvo nuestra propia piel, comienzo a besarte, tocarte sentirte, a adueñarme nuevamente de cada parte de tu ser, no queda parte alguna que no reconozca con mis manos y mis besos, mi lengua recorre centímetro a centímetro tu cuerpo, tu reaccionas sabiendo que tus manos y tu boca también desean recorrer el camino ya andado recordando poco a poco cada curva, cada rincón de mi cuerpo, me besas sabiendo que mi cuerpo te reconoce y te desea, esta dulce agonía se prolonga llevándonos a las mas altas cumbres del placer, cuando creemos que no existe nada mas, que ya estamos en la cima entras suavemente en mi cuerpo que se arquea para recibirte y cobijarte , que te aprisiona, esperando que te rindas cual guerrero, de pronto una policromía de colores estalla en nuestro interior causando un gozo jamás imaginado, un placer jamás igualado, y al fin nos quedamos dormimos sobre la blanca arena tú dentro de mi, y yo aceptándote para que aun en nuestros sueños nuestros cuerpos sigan siendo uno, en una historia de amor sin igual donde la comunión de las almas va de la mano con la comunión de nuestros cuerpos, nos amamos no solo con el corazón, sino que con el alma y con el cuerpo. Avanza lentamente la tarde cuando al fin despertamos, solo para volver amarnos por toda la eternidad.
Ahora comprendo, aunque aún, no lo puedo aceptar que tú me fuiste enviado no como el sueño de amor que rige mi vida y que busco con afán, sino como la ayuda que necesitaba en este momento crítico de mi vida. Se a ciencia cierta que en algún momento de mi caótica existencia eleve mi mirada, libere mi conciencia y con una plegaria del fondo de mi alma recurrí a mi padre y a mi madre celestial invoque su protección y su ayuda , en respuesta a mi plegaria te encontré.
Pues bien ahora debo renunciar a ti, porque aunque te soñé, te idealicé se que no eres para mi; por muchos instantes quise creer que tú eras mi alma gemela que nos volvíamos a encontrar sin considerar el tiempo y la distancia, pero también sé en el fondo de mi corazón y de mi alma que no eres a quién yo espero, y me temo que no lo encontraré en esta vida aunque jamás renunciaré a mi sueño.
Si bien ahora te digo adiós, mi corazón espera que sea un hasta pronto, porque siempre permanecerá en mi el recuerdo de tu voz, la dulzura de tus palabras y la bella e intrigante incógnita de quien eres en realidad un tuareg, o solo un ángel que yo invente.
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