Una taza de café sobre la mesa, cae, yo tranquilamente la miro, trato de cerrar los ojos y verte aquí conmigo, y ahora sí te veo.
Estás a mi lado y yo estoy intentando vivir, estoy tratando de entender como es que tu mirada ya no se ve igual bajo el mismo cielo. Hazme comprender que el tiempo y el espacio no es el mismo. Que los momentos nos han cambiado rápidamente. Que me sigues amando por como soy pero no me trates como la trataste a ella, porque tienes que entender, que yo jamás seré como tu quieres que sea. Me tienes que querer por mi simple forma de simplemente ser yo. Y así te acercas a mi, te miro y me dices “¿Qué?”, sé donde haz estado, es todo, no me sirve de nada ponerme el vestido azul para que me hagas comentarios sobre como me veo, para que tus manos se paseen de nuevo por mi cintura . Y nuestras miradas vuelven a ser las mismas de siempre, mas bien la mía sigue siendo la misma mirándote, esperando a que tu me mires también.
Y simplemente espero. Espero a que tu seas capaz de acercarte nuevamente. Que me cuentes como es sentirte. Vivir en nuestro planeta juntos. Que el tiempo nos consuma que mas da si de todos modos no me vas a leer. Tu solo me miras y así comprendes como me siento. Y aunque no querer dejarte ir aunque quieras huir, me parece tonto. Pues simplemente que tu ya no me dices nada, cuando estoy aquí para escucharte, es solo por eso que estoy ahora tomándote de la mano esperando que me digas algo mientras que lloro por dentro, y todo porque su risa no me ha dejado decir que no.
No es porque no te merezca sino porque quizás yo soy demasiado para ti. No puedo decir que yo no voy a dejarte ir. Porque puedo hacerlo. Te he dejado hacerlo, pero tu te has quedado a cuidarme a pesar de que no quieres , no te sientas obligado a quedarte.
Ven conmigo, vamos afuera, y a pesar de estar vestidos formalmente, echémonos en el jardín a mirar el cielo. Pero por favor no me mires, así no me verás llorar. Porque te devolveré la mirada y así me daré cuenta que tu mirada
Bajo este cielo. No más.
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