Traigo por siempre, algo conmigo,
y con los años..
se van acumulando las cosas que
me sorprenden,
como en los ríos y en el presente
esos recuerdos,
suenan como mi voz, en la inmensidad.
Gatos, y Zambas,
un pasacassette,
y el olor a mate cocido.
La mañana bailando,
polleras rojas y blancas,
volando en el patio de la escuela,
el rojo de mis mejillas,
mi primer amor.
Campana con cuerda corta,
a la espera de una corrida
desde algún lugar,
desde un aula donde algún amigo
rompe el silencio, y vuela,
para ser el héroe en el comienzo
de la felicidad.
El polvo, las figuritas
y las escondidas.
El juego de los besos,
en las mejillas.
Atrapar al ladrón,
correr del policía.
Quién es el mirado,
quién cae menos.
Murmullo de mujercitas
bajo los árboles,
Sauces, Paraísos
y algunos Mangos,
el atrio donde observaban ellas,
nuestra vanidad.
Es la niñez, como una más,
y es la que canto.
La mia, como lo hacen otros también.
Olores, sabores
y luces que no se esconden,
hoy que ya no tengo la posibilidad,
de jugar, de saltar
y de soñar…
que una mariposa lleva,
en su lomo,
mil soldados,
El tanque del agua,
que se desborda,
ya no forma un rió;
el árbol del patio no es mi torre,
y el bosque, en mi pueblito,
ya no es mi lugar.
Es la niñez, como una más
y es la que canto.
Donde me sentía menos,
pero era más…
Cuando no juzgaba al tiempo,
ni moría en el cansancio,
tiempos donde tu rostro,
duraba en mi ojos,
toda la eternidad.
Y las peleas eran a muerte,
pero sin misterios,
morían pronto.
Donde el llanto
y el desconsuelo terminaba
en los brazos de mamá.
Fue mi niñez…
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