La confitería estaba en penumbras, apenas unas tenues luces permitían vislumbrar las siluetas de las personas, en la barra una rubia cabellera atrajo mi atención, una descomunal mujer se hallaba sola frente a una copa con gesto distraído y ausente, me acerqué y comenzamos una conversación que giró por distintos carriles, tenía una agradable manera de expresarse, muy modosa y alegre, compartimos unas copas, bailamos y en un momento de lentos la apreté contra mi sintiendo sus pechos erguidos pegados a mi cuerpo sin que ella hiciera nada por impedirlo, así estuvimos más de una hora, ya nos habíamos besado y mis manos recorrieron su cuerpo y las suyas se posaron en mi entrepierna haciéndome subir la temperatura , salimos y nos dirigimos a un hotelucho de la zona, el trayecto fue una serie de besos y caricias que hicieron que me contuviera a duras penas, llegamos a la habitación y comenzamos a quitarnos la ropa casi sin aguantar el deseo de fundirnos en una sola persona, besé sus senos, nuestras lenguas se encontraron en un beso interminable, se puso boca abajo y sin esperar la introduje por detrás, la acaricié ardientemente hasta que mis manos quisieron acariciar su intimidad, vaya sorpresa que me llevé. |