De mirarte a nadar en las bahías,
no hay diferencia.
Dejarse llevar por tu espacio.
Ir y venir en tus ondas dadivosas
Quedarme...
Y sostengo tus manos como a casas los palafitos
con el poder de un dedo,
mismisimo intento de congelar tu sonrisa.
La enmarco, la empapelo y la guardo,
en estantes desde hace dias empolvados.

Un hombre caminado por el muelle,
y la imperdible gaviota de los relatos que se contornea en el cielo.
Te reconozco aunque la chaqueta te la des vuelta,
y concentres tus barbas a un limite avangelico.
Se que me estas viendo. Tu también lo sabes.
Te lo has pasado sabiendolo.
Incluso con los labios semijuntos, escondido al borde de tu equilibrada voluntad.

Un paso mas y te desriscas,
Prefieres partirte el pecho en las rocas antes de votear la vista hacia mi.
Hasta donde llegan los lamentos? las lágrimas?
Me pregunto. Te pregunto.
Creo que debajo de la tierra hay un subsuelo,
bodegas de pena.

Me acoplo al barro nostalgico.
A los anhelidos hastiados de ver tanto negro.
Que ganas de cogerle una mano al cielo y no deteriorarla¡
Que daria yo por lanzar mis torpezas en parapente,
y cortarle los hilos.

Pues de esperarte a saltar por la proa de un barco no hay diferencia.