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Inicio / Cuenteros Locales / DIEGO-MARIANA / Cuando a las 7 toque a tu puerta (VI)

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Mariana:


Yo también te siento, lates en mi conciencia como un borbotón de sangre que trae recuerdos de una existencia común que me aferra a la vida, afianza mis ansias de libertad para reunirme contigo, pertenecerte de nuevo en un sueño más real que esta pesadilla oprobiosa e inhumana.

Haz oídos sordos a ese general, profesional del crimen, la mentira y la impostura, te tentará como a los demás pero ya sin convicción asesina, se dan cuenta de que están acabados, de que ya nadie les baila el agua, se han convertido en una panda de esquizoides demenciales, el régimen se derrumba con ellos dentro, soltarán algún tiro que mate a algún ser inocente pero tienen los días contados, el infierno que instalaron no será eterno para su desgracia y nuestra fortuna. Resiste aún, amor, resiste para que la gloria y la dicha de la libertad sea plena. No más muertos por delaciones. Que carguen sólo los genocidas con sus pecados.

No sabía que el hijo de los Riquelme era tu salvoconducto para llegar hasta Miguel, si lo hubiera sabido no habría sufrido tanto, es curioso cómo incluso entre amantes aun en la distancias se descubren cosas nuevas, mis celos infundados y tus coqueteos de risitas, en La Charca, siempre junto a Mariliz, hasta que cayó el velo opaco de la dictadura y empezaron las represalias, las detenciones, los juicios sumarísimos, el miedo, la angustia, y el mundo se tiznó de gris. De repente fuimos adultos entonces, tuvimos que serlo dada la gravedad de las cosas, nuestras miradas, gestos y actos se hicieron maduros, osados, intrépidos. Invoco tu imagen en mi recuerdo durante una tarde sofocante y tórrida, bregando con la imprenta clandestina, esperando el chivatazo previsible, la llegada de los guardias, nuestra más que posible y definitiva separación. “Luego te espero dónde ya sabes, quizá esta noche sea la última, te daré salvajemente mi cuerpo y mi amor”. En tus ojos había ternura pero sobre todo desafío y una enardecida determinación. En ese instante se me cristalizó el bombeo del corazón.

Somos muchos, Mariana, demasiadas conciencias, almas, sufrimientos y existencias deshechas o truncadas para no ganar una recompensa final, la de la libertad. Estoy bien, mi amor, no sufras por mí. La verdad de todas las fechorías que bajo la represión ocultaron saldrá a la luz.

Añoro el hijo que no tuvimos y que sin duda engendraremos para que pueda crecer dignamente en una tierra próspera y justa que sus padres jamás conocieron. Ganaremos esa esperanza, Mariana, no lo dudes.

El cielo tiñe aquí un azul coral tan hermoso como una estela de buen augurio que quiero sedimentes en la piel de tu alma igual que bálsamo protector. A pesar de tanto infortunio y penalidades, piensa que las estrellas esta vez sí que conspirarán a nuestro favor.

Tu Diego

Texto agregado el 28-03-2007, y leído por 116 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
03-04-2007 Que buena historia que están creando, realmente la sigo con ganas, es crudísima y tan bien narrada!! chantal-deveraux
 
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