Mi cabeza repleta de música melancólica, sentía sus propias piernas, tenía voz propia, a la que no pude oír, se hablaba sola antes de darme una orden,
con el tiempo descubrí un pequeño orificio a tres centímetros y medio por sobre mi frente, e inclinándose a la derecha, tocaba el pequeño recoveco, miraba hacia arriba en trance, como si pudiese divisarlo, la saliva se juntaba en mi boca.
A los tres días y medio de haberlo descubierto, desde lo silencioso empecé a oír todo tipo de sonidos, voces, música, toses, altavoces remedios rotos, configuraciones, etc..., lo que no imaginé jamás, allí estaba, cada día despertaba con el orificio acrecentado, y empecé a usar un sombrero, con lo que detesto hacerlo, pero por un lado me daba vergüenza que vean mi cráneo abierto y todo lo que esto dibuja en sus mentes, por otro lado quería mantener el secreto, el motivo de este escrito es que si algún día sufro un derra__ _ _... . . .
(nota encontrada en diciembre de 1973 en el norte de Polonia, no se encontró firma alguna)
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