He perdido mi rostro entre los cientos que observo por día, sierro mis ojos y no logro imaginar mi mirada, mis labios se agrietan por el frió y aun así, sintiendo ese dolor, no logro imaginar su forma o color.
Toco mi nariz con la yema de mi dedo índice derecho, sigo su forma como en un mapa, rectas y curvas se dibujan en mi mente, pero no logro imaginarla. Con el mismo dedo llevo mis anteojos hacia arriba arrastrándolos por mi nariz que aun no percibo.
Entonces, en un flash, lo veo, es ese que esta a mi lado! Ese es mi rostro!, me acerco y este me observa inquieto, intento acariciarlo, pero se siente tan frió, tan plano.
Dándome vuelta, continúo mi camino.
No, definitivamente aquel no podía ser mi rostro, mi rostro es tibio, suave, lleno de relieves y sobre todo se encuentra aquí, en mi cabeza, debajo de mi frente y sobre mi menton.
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