“...yo fui el arquitecto de mi propio destino...” frase famosa del poeta mexicano Amado Nervo que miles de personas hemos escuchado por lo menos una vez y creído de forma casi inconsciente dado que pocas veces hemos analizado si es verdad que nuestras decisiones bastan para forjar nuestro camino día a día.
La realidad es que el hombre está condicionado a muchos factores psicológicos, sociales, económicos y físicos cuya mezcla forma nuestra personalidad, determinando nuestros intereses, valores y necesidades, reduciendo nuestras posibilidades de ver más allá de nuestra idiosincrasia, para muchos esto puede no parecer un problema, al menos en lo individual, sin embargo sus consecuencias a nivel social pueden ser inauditas.
Las diferencias económicas, políticas y culturales entre grupos sociales pueden causar conflictos increíbles, la falta de conocimiento de las necesidades de los que nos rodean pueden llevarnos a situaciones destructivas, sobre todo en el nuevo contexto de globalización que nos toca vivir dado que aíslan al individuo dejándolo sólo frente a la resolución de problemas sociales.
Esta situación no es una simple casualidad sino el resultado de una filosofía general casi imposible de percibir, producto del avance del capitalismo a nivel mundial y derrocamiento en varios países del socialismo, la filosofía neopositivista principalmente en su rama positivista lógica, corriente idealista subjetiva que pretende considerar a la filosofía científica posible únicamente como el análisis lógico de la ciencia, dedicada a investigar la estructura lógica del conocimiento científico.
Sin embargo debemos entender la filosofía no como un simple análisis del lenguaje o estructuración de conceptos, la filosofía es una ciencia en sí misma y por las características de lo que estudia puede considerársele la más importante e inherente al ser humano pensante, la filosofía ya no es el simple amor a la sabiduría, en realidad nunca lo fue, es una ciencia que no sólo busca un método para adquirir conocimiento sino también intenta resolver la contrariedad entre el materialismo y el idealismo, es una ciencia que estudia las leyes más generales y busca resolver lo problemas universales.
La filosofía existe en todas las personas desde el momento en que intentan encontrar leyes generales que rijan el movimiento y desarrollo del universo, sea cual sea la forma en que le den solución a estos problemas.
El peligro de la introducción de la filosofía positivista lógica radica en que aísla a los hombres de ciencia a través de la especialización, haciéndolos grandes conocedores de una pequeña porción y perfectos ignorantes de la mayor parte. Con esto no intento decir que la especialización sea el problema, sino que la falta de conciencia de los hombres de ciencia de su posición en un sistema global los lleva a perder la perspectiva de la importancia que tiene el desarrollo de la ciencia en el proceso social y las relaciones de estos dos fenómenos.
Esta filosofía está fuertemente arraigada en la cultura de los países de primer mundo y día a día envuelve cada vez más a los países en vías de desarrollo haciéndonos creer que no existe nada que no podamos tener con sólo desearlo y trabajar arduamente por conseguirlo.
Sin embargo la realidad es otra no porque todo sea imposible, sino porque las condiciones particulares de cada individuo determinan en gran medida sus aspiraciones y posibilidades para lograrlas, lo cual resulta obviamente una competencia desigual e injusta si se toman en cuenta únicamente las diferencias económicas existentes en la población. El problema no termina aquí, si el individuo logra sus metas, al final, éstas la mayoría de las veces, sólo van dirigidas a la construcción de su destino, olvidándose por completo de su influencia en el desarrollo social lo que muchas veces lleva a retrocesos o estancamientos en el crecimiento de la conciencia y en el mejoramiento de la vida del hombre como ser social.
Tomando en cuenta que son los hombres de ciencia los que tienen la posibilidad de manipular la naturaleza y los procesos sociales al apropiarse de los conocimientos sobre su evolución, y la participación del desarrollo de la ciencia en el progreso social de la humanidad, debemos entender la necesidad de crear una visión global en ellos de los problemas de la humanidad y de la ubicación y repercusión de su campo de investigación respecto a las otras áreas de estudio así como en la vida de todos los seres humanos.
Es necesario comprender que somos arquitectos de nuestro destino en la medida que entendamos que somos seres sociales, que para lograr una verdadera libertad debemos eliminar los controles y condicionamientos existentes sin dejar de estar concientes de las repercusiones que nuestro comportamiento tiene en la vida social que llevamos y en el progreso de la humanidad.
Las ciencias deben mezclarse no en el sentido de perder su especialización sino de ser utilizadas como un sistema del que depende su desarrollo.
Para lograr esto es necesaria una filosofía materialista dialéctica que nos haga entender el desarrollo social e histórico, al igual que la naturaleza, como un fenómeno posible de controlar al determinar los factores que influyen en él.
Los hombres de ciencia deben tener una visión global de su posición e importancia para la evolución de la humanidad nunca han sido una parte pasiva, sólo que nunca se ha dado a la ciencia el reconocimiento que merece por el papel que desempeña en el progreso social.
Tal vez no compartamos la solución a la oposición entre materialismo e idealismo, sin embargo la necesidad de combatir los problemas sociales de forma social es obvia y cada vez más necesaria.
No somos arquitectos de nuestro propio destino, somos arquitectos del destino de la humanidad, y sólo la educación y conciencia social nos llevarán a tener una perspectiva completa de nuestra vida y por tanto un campo más amplio de soluciones a los problemas que se presenten, son hoy los hombres de ciencia los que principalmente deben comenzar a expandir sus horizontes, su visión del mundo, su filosofía ya que son ellos los que tienen la posibilidad de hacerse de conocimientos que están vedados para el resto de la población por diferentes situaciones, es en los hombres de ciencia en quienes radica la posibilidad de un desarrollo conciente, de un verdadero progreso.
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