A través del tiempo, nunca se ha sabido con exactitud la leyenda de los seres que gobernaron en un pasado remoto de la tierra nórdica en nuestro planeta. Seres fantásticos que dan a la imaginación ese toque de realidad y que en sí la verosimilitud de los hechos va contextualizando al lector en la gran historia narrada o relatada.
Es así como gracias a una compilación de un diario de un juego llamado Myth, me he dignado a concretar una historia narrativa-cuento, que nos relata los acontecimientos de un posible pasado legendario nórdico. Y como todo comienzo debería partir por el principio, así intentaré hacerlo.
El Génesis de la Tierra y los primeros seres.
Cuentan las historias de nuestros antepasados que la creación de nuestro planeta no se conocía con exactitud y que la “nada” de donde supuestamente salió la Tierra no era tal cual como se explica, sino que era una gran estancia donde vivía Wyrd (no se sabe si fue un ser de mucho poder o una deidad creadora), quien generó la energía suficiente y creo al mundo. Según estas narraciones Wyrd no tenía conocimiento de los sueños y hubo un momento en el que él soñó con la creación de un mundo. Al despertarse no dejó pasar el tiempo y creó las tierras aparecidas en su sueño. Estaba maravillado con la creación.
Esta nueva formación dramática del mundo encolerizó a la diosa Nyx. Quien respiró la vida en una nueva creación, Los Trow: seres hechos de greda, tierra y rocas, por lo tanto fuertes, gigantes poderosos que vinieron a cambiar al mundo para siempre. Éstos recibieron conocimiento y habilidad desde el día en que nacieron de la superficie y registraron una gran y titánica batalla entre las dos deidades a causa de los celos y el dominio de la Tierra. Esta batalla que duró lo suficiente para que los Trow relataran con tantos detalles la gran guerra, culminó con la sacudida de la Roca del mundo. También se dice que por este movimiento Nyx causó una gran herida a Wyrd, que con el pasar del tiempo se transformó en el volcán que divide el Este del Oeste, el Tharsis. Pero Wyrd no cayó ante los constantes ataques que de ella nacían.
En su ira y rabia, Nyx llamó a las fuerzas de los Dioses Oscuros, anteriores a ellos, para que la ayudaran. Wyrd fue quebrado y derrotado, y su poder arrojado hacia los recónditos lugares del planeta en forma de fragmentos rocosos. Pero aún así, el sueño de Wyrd seguía existiendo y se mantenía, a pesar de la derrota. Terminaba con esto la Era de la Creación.
La Era de los Trow
Los Trow atestiguaron todo el nacimiento del mundo. Desde su inicio, sus ojos antiguos mantuvieron la evolución de los seres que conocemos hoy y de otros desconocidos aún (*). Pero principalmente ellos gastaban su tiempo en trabajar la piedra y erigir monumentos para adorar y tributar a su diosa y creadora Nyx.
Mientras esto sucedía en Rhi’anon (**), las otras pequeñas razas existentes comenzaron a evolucionar y a crear sus propias civilizaciones. Los Gigantes del Bosque levantaron sus hogares en las partes más altas de donde podían ver la gran parte del territorio noroeste.
• (*) En un futuro, en el cual los humanos pudieron relacionarse con estos gigantes, se hizo un bestiario (que según muchos se perdió durante la Gran Guerra) que detalla a las criaturas de las cuales los Trow tenían conocimiento.
• (**) La capital ancestral de los Trow
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Los frágiles Callieach (*) comenzaron a practicar y aprender las artes de la magia. Así como también otras razas crecían en su poder y territorio, la especie humana primitiva en su totalidad todavía sufría de salvajismo bárbaro. Acostumbrados así, a vivir las vidas solitarias de la adoración y el trabajo, los Trow no tomaron interés en el mundo exterior que se desarrollaba fuera de su reino y sus territorios.
Por otra parte, considerando a los Trow como gigantes amenazadores, muchas de las razas los evitaron. Pero, había razas que no conocían realmente de ellos, y no eran sabias para estudiarlos. Se conoce dentro de los registros trownianos de una raza llamada Sileh’hei, que violó y penetró las tierras de los Trow robándoles el conocimiento y sabiduría de muchos años. Creyendo en el descuido de los Trow como signo de debilidad, saquearon los templos y los llevaron a la primera guerra entre razas del mundo. Los Trow no teniendo conocimiento de la guerra o la batalla, fueron sacudidos, como un humano sacudido por un golpe eléctrico, a causa del salvajismo de los Sileh’hei, y muchos cayeron bajo sus astutos ataques. Por primera vez en la historia, los miembros de las sierras Trow, inmortales al tiempo, pero no a las grandes heridas, murieron.
Fue así como los Monjes Trow rezaban por primera vez a su deidad Nyx, quien después de aceptar grandes tributos en el gran templo de Rhi’anon, les dio a sus hijos el secreto del hierro.
Forjando armas de hierro, los Trow defendieron su patria con vigor. Los Sileh’hei no sabiendo el secreto de Nyx nunca estuvieron preparados para resistir el grado completo de la cólera de los trownianos. Aún cuando terminaron sus ataques y decidieron retirar sus fuerzas hacia las cuevas montañosas, los trownianos los persiguieron. Encolerizados como estaban, los Trow buscaron a los Sileh’hei hasta la extinción. Así fue como aprendieron a batallar y defenderse; pero ahora miraban con otros ojos a las otras razas que interfirieran con ellos.
El culto de Nyx se transformó en una forma de vida para los Trow. No tardaron en hacer un rito el crear figuras de ella en piedra. Capillas y complejos templos fueron enteramente hechos de hierro y así éstos comenzaron a minar en búsqueda de más y más hierro para la gloria de Nyx. En cuanto las minas se agotaban, ellos escrutaban por los caminos para encontrar más venas del ferroso metal. Se sabe que sus forjas en los comienzos ardían día y noche; y según dice la leyenda de las más cercanas razas, los enormes fuegos competían incluso con el mismo sol. Mientras los bosques aledaños se agotaban hasta la tierra estéril, los trownianos buscaban más fuentes de combustible para no dejar apagar las forjas.
Comenzando a recolectar árboles de los bosques al sur de sus tierras, los Trow hicieron contacto con los Gigantes del Bosque (**). Para éstos, el cortar un árbol era acto de asesinato. Los confrontaron y les prohibieron seguir talando los árboles de sus hogares. Pero los Trow no oyeron las súplicas y continuaron la deforestación. Los Ents no tuvieron otra opción más que luchar.
• (*) Una raza extinta, que al hacerse poderosa se transformó en uno de los enemigos más fuertes de los Trow. Su nombre se pronuncia “Caliej”
• (**) Semidioses nacidos de la naturaleza en forma de árboles, también conocidos en otras leyendas como Ents.
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No sabiendo que la lucha entre las dos colosales razas sería larga y brutal, al final los Gigantes del Bosque discapacitados ante la ira de las armas de hierro de los Trow, se resignaron a dejar su madre patria, atravesando todo el norte, lejos de las tierras trownianas, llegando al sur y estableciéndose en el Boscorazón (*) como su nueva casa. Los Ents así, nunca olvidarían como los Trow “envenenaron el alma del hierro”.
Al mismo tiempo que la guerra entre los gigantes terminaba, los Callieach terminaban por descubrir los últimos avances en el camino de la magia. Crearon una gran variedad de artefactos y dispositivos mágicos que podían mover montañas, incinerar ciudades e incluso, hacerlos inmortales. Ellos encontraron en sus investigaciones fragmentos de Wyrd, a los cuales les nombraron Piedras Rúnicas y con ellas viajar a través de los sueños. Estos poderosos Sueños mágicos, podían cambiar la misma tela de la existencia. Fueron estos poderes los que llamaron la atención de los Trow hacia las ciudades callieachianas.
Viendo los poderes obtenidos y aprendidos por los Callieach, los Trow desearon usar de esas habilidades para crear templos aun más impresionantes a su diosa. Siendo más disciplinados en la guerra que en la conversación, los coléricos Trow sitiaron algunas ciudades callieachianas, quitándoles la sabiduría y el conocimiento por la fuerza. Muchas Piedras Rúnicas fueron capturadas por los trownianos y llevadas a la poderosa fortaleza de Si’anwon (**). Encolerizados e incapaces de razonar con los arrogantes trownianos, los callieachianos les advirtieron que si no paraban sus ataques, cobrarían venganza.
Los Trow siguieron con sus ataques, destruyendo ciudades enteras para adquirir el conocimiento callieachiano. Y fue entonces cuando los Callieach invocaron a sus más poderosas magias. En un gran cataclismo, la fortaleza Trow de Si’anwon fue tragada por la tierra y se hundió al ser empujada al gran océano. Las Piedras Rúnicas y otros artefactos se perdieron bajo las frígidas aguas nórdicas.
Los Trow fueron ultrajados por la fuerza de la pequeña raza que se atrevía a desafiarlos. Así comenzaron los años de la destrucción sistemática entre ambas razas. Pero pasó el tiempo e incluso con sus poderosas energías que podían sacudir el mundo, los Callieach fueron vencidos bajo los pies acorazados de los Trow.
Fue como así, los últimos de los Callieach huyeron de su patria, perseguidos por los ejércitos de los Trow, hacia las montañas más altas donde colocaron sus puestos de avanzada. Invocando los poderosos Sueños de Wyrd, ellos trajeron un gran agujero negro a la realidad, destruyéndose a sí mismos y junto con ellos a los ejércitos de los Trow que los perseguían en una apocalíptica conflagración creando El Gran Desprovisto (***). Así concluye la segunda Era del Mundo, la Era de los Trow.
• (*) Boscorazón, referencia a Forest Heart, una gran y extensa zona boscosa a suroeste del Tharsis.
• (**) En un futuro, una ciudad trowniana destruida por los callieachianos que fue tragada por la furia del mar en el norte. En el mapa del territorio nórdico, esa zona es llamada La Profundidad (en alusión a The Deep).
• (***) El Gran Desprovisto, en alusión a The Great Devoid.
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