EN UNA TARDE DE PRIMAVERA
En una de las tardes más hermosas de la primavera, en una de esas tardes en donde las calles de mi pueblo se llenan de flores, los niños corren, juegan y gritan, en donde el hermoso colorido de los árboles le roba la belleza al arco iris, los pájaros entonan su enamorador canto, los peces saltan, las mariposas abundan de manera inexplicable, el aroma de las flores invade nuestras vidas, y la alegría de la primavera nos invade.
En una de esas tardes, Margarita, una niña de tan solo siete años, observaba a algunos niños jugar, cantar, y reír, le causo mucha tristeza observarlos, tanto que esos hermosos ojos azules derramaron unas pequeñas gotas de que humedecieron sus rojas mejillas, bajaron hasta manchar su vestido rosa.
Lloraba de tristeza por no poder jugar, una de las niñas se acerco a preguntarle que le sucedía, ella con los ojos aguanosos, solo le mostró una de sus piernas, y la mano que siempre mantenía cubierta, Luna la niña que se le acerco quedo turbada al observar que Margarita tenia completamente su mano y pierna izquierdas destruidas, la niña la tomo de las manos, le pregunto ¿Quién te destruyo tus extremidades?
Margarita le comento que el año anterior, en época navideña había sido victima de una mina antipersonal, y que desde ese momento su vida había sido completamente diferente, que ya no jugaba, ni reía como antes. Que sus padres son muy pobres, que les toco salir del pueblo donde vivían, que tiene cuatro hermanitos, y que su mayor y deseoso sueño es ser una gran doctora. La pequeña Luna al escuchar la historia, se le desgranaron unas diminutas lágrimas de tristeza, tomo a Margarita de las manos, la abraso muy fuerte, le dijo que ella la iba a ayudar, que dejara de llorar, que ella era muy linda para que derramara lagrimas por eso.
Las niñas hablaron un buen rato, ya era demasiado tarde y Luna se debía ir, Luna le dijo a Margarita que se alistara para que al otro día fueran a un lugar muy especial. Llamo a sus amigos, les contó la historia, y los invito para que al otro día fuesen con Margarita al santuario de la virgen del Rosario, que fueran a pedirle por la salud de Margarita, y por la de todos los niños de Colombia que han sido victimas de las minas antipersonal.
Y así fue al siguiente día Luna y todos sus amigos fueron por Margarita, y se dirigieron al santuario de la Virgen del Rosario, a pedirle por todos los niños de Colombia, luego de salir de este lugar, llevaron a Margarita a comer helado. Mientras se dirigían a casa de Margarita, Luna se encontró con su padre, un importante cirujano quien al ver a la niña en silla de ruedas pregunto que la había sucedido, su hija le contó la historia, y el señor los acompaño a la casa de la niña y dialogo largo rato con sus padres.
Varios meses después internaron a Margarita en un hospital y luego de practicarle diversas cirugías, la niña recupero su mano y le colocaron una prótesis en su pierna, Luna y sus amigos todos los días iban a visitar a la chiquilla al hospital le leían cuentos, le narraban historias y le rezaban desde el hospital a la virgen del Rosario.
Luego de recuperarse Margarita empezó a asistir al colegio, a jugar con sus amigos, a visitar a la virgen; sus padres consiguieron un buen empleo, y desde entonces, Margarita se convirtió en un ejemplo más de los niños que superan los daños que la guerra les hace, esta niña desde ese día, recupero la sonrisa que la guerra le robo.
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