En Campanario, bello pueblo de la Provincia de Ñuble, ubicado entre los Saltos del Laja y del Itata, en el campo que heredé y que viene de mis abuelos, luego de mis padres y ahora de mis hijos, tenía un lindo gallinero con 10 gallos y 90 gallinas. Todas las mañanas, antes que el sol saliera, iba solo o con mi viejita y a veces con el hijo o hija que madrugaba, a tirarle maiz, trigo o avena (con avena, las gallinas ponen hasta en el invierno) y a abrirle la puerta para que salieran a pastar.
Que lindas que se veían con su corretar y su cacarear por entre los duraznos betarragas y las zarzamoras. A veces en las tardes se subían a los guindos o manzanos y había que tomarlas para llevarlas al gallinero a dormir, aunque la mayoría se guardaban solitas.
Cuando nacían pollitos nuevos, por las tardes en un saco, los juntábamos y los poníamos en un cajón para que durmieran calientitos porque las gallinas madres, ya lo habían dejado solos.
Pero una vez encontré un hoyo hecho en la tierra, en forma de tunel, unas plumas y me faltaban 2 gallos y una gallina.
Inmediatamente le heché una retá al perro y lo amarré para que no me siguiera comiendo la crianza.
Al día siguiente me levanté mas temprano y allí hechadito estaba amarrado el Curí, hermoso animal que me lo había ganado contrapunteando con el Puma de Teno, gran payador y mimbrero. Me fuí al gallinero y me faltaban 6 gallos y 5 gallinas.
Mijita, grité, venga a ver lo que está pasando.
Hay que tomar precauciones me dijo ella y no hubo caso parar esta avenida.
Cuando solo me quedaban 2 gallos y 5 gallinas, me encontré con la vecina Doralisa que vive a la entrada de Santa Ines, nombre de mi campo y le conté lo que nos pasaba y me retó mas encima que como no le había dicho antes y que ella era entendida en zorros y que con el pavo de ella, había salvado muchos gallineros y me dijo claramente lo que tenía que hacer .
Me prestó el pavo, que pesaba cerca de 13 Kilos; de plumaje brillantito y barba bien colorá y llegé al gallinero y lo metí con mis aves.
Al amanecer siguente, me despierto tempranito cuando sentí al zorro que venía derechito al gallinero y sale mi gallo castellano y grita
aaaahhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii vieeeeeneeeee unoooooooooooo
El zorro se para y seguro que pensó, chitas, me pillaron.
Cuando el gallo Trintre grita:
aaaaaaaahhhhhhhhiiiiiiiiiiiiiiiiii viene el otroooooooooooo
Y el zorro saca por conclusión que su compadre se tiró por el otro lado del gallinero, cuando escucha al pavo que dice:
Dale duro duro duro duro
dale duro duro duro duro
Y el zorro sale arrancando patitas pa que te quiero diciendo ¡Le están pegando a mi compadre zorro, arranquémosnos mas fuerte, le están pegando a mi compadre.
Santo remedio, el zorro no volvió nunca mas.
De puro contento, hice empanada con un gallo, porque son riquísimas, y en agradecimiento, a la vecina le regalé 5 gallinas y un gallo y de esa manera hoy vivo feliz, porque salvé mi gallinero y el zorro nunca mas ha vuelto.
Seguro que todavía anda asustado. |