A la mañana siguiente, me costó mucho salir de la cama. Pero debía realizar muchas actividades esa mañana, debía ir a comprar comida para Dimitry, mi perro hasky siberiano, hijo del gran campeón Gorvachov, también tenía que asegurarme de ajustar algunas cosas para la venganza. Yo sabía bien que si no me encargaba personalmente de los preparativos, no saldrían bien las cosas. Eso es algo que no puedo cambiar, me es imposible confiar en los demás, puedo encargar que alguien realice alguna cosa, pero luego no me quedo tranquilo hasta que no verifico que realmente se hizo bien.

Además debía ir al banco a solucionar un problema de papeles, tenía que depositar un dinero para cubrir el descubierto en el que había incurrido producto de la compra de mi nuevo equipo de música.

Luego, me subí a mi bicicleta montain bike con veintiún cambios, y me dirigí hacia la casa de Ricardo. El estaba sentado en un banco estilo colonial, pintado color blanco, ubicado en el frente de la casa. Lo encontré tomando unos mates amargos que se servía con un termo que me llamó la atención porque tenía los colores de Boca y el es hincha fanático de San Lorenzo, luego me contó que había perdido una apuesta con un amigo y debía tomar mates durante toda la semana cebando con ese termo.

- ¡Hola! ¿Cómo andás Patricio? ¿Qué hacés por acá?

- Vine a verte porque anoche me pediste que hable con vos. ¿Qué te sucede?

- Estoy hecho mierda – me dijo y se le asomó una lágrima.

- Pero ¿qué te pasa? Contame.

- Mi viejo.

- ¿Qué pasa con tu papá? – pregunté tomándole la mano.

- Se muere – me abrazó y rompió a llorar.

- ¿Cómo que se muere? ¿Qué pasó?

- Hace un tiempo que se queja de unos dolores fuertes en el estómago, fue al médico y ese hijo de puta le dijo que tiene cáncer.

- Bueno, no insultes al médico. Pero, ¿no lo pueden operar?

- No estoy puteando al médico, ya sé que el no tiene nada que ver, pero necesito descargar la bronca. – dijo entre sollozos – Ya está muy avanzado, no lo pueden operar, además es muy viejo y sería un riesgo muy grande.

- Pero, ¿ni siquiera le pueden suministrar alguna droga?

- No, ya es tarde, no le harían ningún efecto. Además no tenemos plata y esas cosas son muy caras.

-¿Cómo que no disponen de dinero? – pregunté sin entender – Si ustedes son una familia de buena posición económica.

- Eso es toda una mentira, mi familia siempre quiso aparentar tener mucho dinero, pero lo único que tenemos son deudas.

- El dinero no es problema, tu papá es muy querido en el pueblo, podríamos hacer una colecta…

- No – me interrumpió Ricardo – No, yo no le pienso pedir nada a nadie.

- No se que decir – yo que soy una persona de muchas palabras, nunca supe expresarme en situaciones de esta naturaleza - ¿Qué puedo hacer por vos?

- Lo único que podes hacer es escucharme. Necesito una oreja en la que me pueda desahogar.

- Contá conmigo para lo que sea – dije demostrando mi amistad – y también con Nikita.

- Así será, no lo dudes. Vos sabés que sos el único amigo que tengo.

Me temblaron las piernas por lo que acababa de escuchar, yo pensaba que Diego era amigo suyo, pero no era así. Después me enteré que solo lo utilizaba cuando lo necesitaba para algo en especial, pero no existía una relación de amistad entre ellos.