“La tasca azul”… Se leía de lejos en una carretera solitaria. Decorada a base de madera castaña y rancheras con pasmosos acordes, como los latidos de un anciano mejicano que vendió su último diente de oro para comprar una caja de tequila.

Un loro guardián de una foto de Zapata se deshacía de las moscas a picotazos. Y del azul que anunciaban nada, nada más que polvo, ¡qué polvo! Tierra y grasa de los fritangos que los forasteros devoraban con ése resalado condimento que hacía desangrar la coronita, como las lastimosas moscas la sangre.

Pedí una botella de ron y otra de agua con gas y dos bolsas de papas manufacturadas “Made in USA” y me senté en la mesa más apartada del local contemplando a tres borrachos discutiendo acaloradamente, a un señor maduro de etiqueta y corbata metiendo mano a una joven muy provocativa.

Mientras, yo seguía bebiendo y escuchando canciones que hablaban de:

Balazos, pistolas
Existencias, palomas
Desfallecieron, matar
Hermanos, Simón Vázquez
Gallito, mafia
Lupe querida, Labios rojos.

De golpe y porrazo apareció el tan esquivo color azul. Aparecieron las pistolas, el loro se disfrazo de paloma, las violentas discusiones desfallecieron, los labios rojos de la putita se secaron y sin balazos la policía con uniformes azules detuvo a Simón Vázquez soldado de la mafia.

De golpe y porrazo el gallito con su tabaco en la boca se despidió.

”Adiós Lupe querida”


http://es.youtube.com/watch?v=t35nUt1WxW4