Tengo 46 años; o sea, una mujer "en la edad". Me explicaron bien lo que me harían, me describieron todo muy bien, el proceso de "histerectomía total", por eso preferí verlo todo.
-Señora, colóquese en posició fetal, asi... muy bien, va a sentir una pinchada en la espalda... así... muy bien, ahora otra... y otra... muy bien. Las piernas pesadas, los huesos se abren, se enfrían... ajá. Ya. Ahora si vamos a operar.... en el nombre de Dios-
Yo escucho, obedezco y miro, boca arriba, al lado de mi anestesióloga, a los lados los cirujanos, uno de ellos acerca una lámpara a mi cuerpo, me corta con algo caliente. Huele a carne quemada, hecho humito... el otro sube las manos y pregunta-¿Ya?- Sí- le contestan, y se lanza con las manos por mi vientre abierto como un baúl. Mueve y remueve, como buscando una herramienta vieja en ése baúl. Saca algo viscoso y amarillo...parece un huevo de dinosaurio pero pequeño, vuelve a meterse de cabeza en el baúl y yo imagino que va a sacar un pichón de terodáctilo soltando mordiscos para todos lados. Le hablo al Doctor- Epa, mira, ¡dale con cuidado que no estás en tu casa!- El Doctor responde- Epa... tranquila, vas bien- Le hablo a la anestesióloga- Oye, chama (es una jovencita) sácame de aquí, este tipo está loco, yo no quiero ver más, está jurungando mucho-
-Tranquila señora- responde ella- ¿Cómo es su nombre? Ines... ¿Su edad? 46... ¿Su tipo de sangre? A+... pero bueno ¿vas a seguir preguntando bobadas? ¿no ves que este tipo está abusando?, vámonos de aquí....
Trato de levantarme, no puedo...
-Señora, está bien, vamos a dormirla para que se le pase el susto. Ya vas a dormir. -No mijita, sácame de aquí, vale, vámonos. Cierro los ojos. Ahí empezó lo bueno: mi cuerpo, de la cabeza a los pies perdió su forma y salí disparada hacia arriba... traspasé, expandida, los cuerpos físicos de los médicos, de la muchacha, de los metales, del concreto del techo... todo, todo, todo lo toqué con mi cuerpo de plano brillante, con líneas tejidas, azules, como telarañas enormes, sin peso, sin forma, translúcida y veloz, hacia arriba, llegué al espacio negro y vacío, con chispitas de luz de estrellas, sin olor, pero cálido. Suspendida allí, traté de moverme y salí disparada otra vez hacia arriba. Subí, subí, subí y llegué a la nada, informe, plana, podía desplazarme por un vacío tibio, casi líquido, silencioso... pensé en la muerte y me dije -Bueno, yo tengo mucha familia aquí, que ya murieron, así que sola no me voy a quedar... y empecé a desplazarme como una ameba, plana y transparente, brillante, buscando a mi gente.
Ahí sobre mi cuerpo plano, en una esquinita, sentada, con los pues colgando hacia el espacio, en la sombra, estaba una mujer. Yo no la reconocí hasta que me habló con su acento de maleante: ¡Que pasó, Chama!, ¿Que haces tú aquí?- yo la escuché sin tener oídos y le respondí sin voz: ¡Xiomarita! ¿estás en el cielo?- ¡Claro!, ¡yo no he jodido a nadie!, amí me jodieron... Pero bueno, eso ya pasó.
Entonces recordé la vida de esta vecina del barrio, que parió muchos hijos e hijas bellos físicamente, humildes... gente de barrio. Ella se drogaba, mucho, mucho, siempre, para olvidar cosas terribles que le pasaban y le volvían a pasar, mientras se levantaba y se volvía a levantar para criar a sus hijos, ayudar a los vecinos y volver a caer. Hasta que murió, enferma de Violencia, Insolidaridad y falta de Humanidad.
-Mira, Inesita, este no es tu mundo, pana, tú eres una cerebrito, lo tuyo es la cultura, así que mejor te evitas la bronca... vete de aquí, chama, vuelve pá tus estudios, tus libros, aquí no hay vida pá tí, vale, mejor te piras, dale, que yo te canto la zona...
Traté de moverme, pero caí en bajada a toda la velocidad imaginable, traspasé el espacio, la nada, el cielo, caí sobre los cerros y traspasé los montes, las montañas, ls carreteras, los edificios. Caí y mi cuerpo informe volvió a ser humano, y humana, sentí mis brazos, mi cabeza, abrí los ojos y estaba en el hospital. Escuché al médico que dijo- Esta operació fué todo un éxito. Estabas mal, mujer, pero ahora quedaste muy bien- Traté de mover mis piernas y aún estaban dormidas. Un rato después estaba todo bien.
Puedes creer o no, pero eso fué lo que viví mientras me operaban. Una experiencia anestesiada. |