los hombres deberian llevar el amor cargado como un fardo espumoso,
para pasearse desnudos entre los matorrales y perseguir jovencitas
de senos gemelos y gratas verdes miradas,
cuando la penumbra alumbra
el tunel en el que estamos inmersos. todos.
y aca no hablo por hablar ni farfullo por inducir incestos,
ni almodovars
ni oleajes feligreses de camadas transportables.
nos podemos mirar,
en un palido espejo negro, caido a pedazos,
ese lugar donde nadie juega, ni las ratas puntiagudas de cola chata
otra vez adentro otra vez afuera.
y todos nos podemos mirar en esa tertulia segregada,
por doquier animales de granito,
estornudos-pantimedias-alborotos-
caca de perro en papel de regalo
azulado.rojizo.
cuando el subte me deje en la cucaracha estacion lodo,
donde las almas dejan,
en codigo de barras,
su pertenencia hiperkinetica,
sus olores a mal hastio, a perdedor clausurado,
cuando, digo, el subte me deje alli,
lo unico que podre decir, (aparte de todo lo que tengo para decir)
ya estara, seguro, dicho,
solo me restara pasar un pie,
el otro,
y hoy.
hoy salir al amanecer de un dia furioso
y dar mil descargas encerradas en mis pies,
y acarrear la polvora que inunda mis pulmones,
para balearlos a todos, y no dejar ninguno,
ni el mas remoto brote
caminando por las alcantarillas,
por donde nosotros caminamos,
y gemimos de fritura,
y nos asqueamos de tanto odio,
y salimos claros de dia,
a refregarnos la risa por las carnes
o a respirar cielo aleteo
de los primeros rayos luces. |