Era una mañana talvez como las otras pasadas talvez como ninguna preliminar pero era de alborada bien temprano. Caía la vida junto a las hojas la ventana del cielo, se nos abrio. Era bella la mañana como ninguna otra. Éramos tres con él, cantaba la canción éramos dos y dos la vida el fusil la selva y: Yo. Lindo esplendor se nos apareció como si fuese un altar de vírgenes como la hierba que recibe linfa como el regato que nos limpia. Pero linda era la mañana. Todo termino al igual que la misma mañana, todo se transformó en silencio. La bella mañana, continúo su ritmo se convirtió en día y término en oscuridad, como siempre. Salimos caminando de uno en uno de dos en dos, como queriendo saber y conocer lo pasado. Éramos cuatro salimos tres. La noche nos cobijo la frescura del viento la palpamos con toda nuestra piel y aun así él no respondió al llamado. Se vino la mañana igual que las anteriores igual que la malditas mañanas venideras todo era casi igual él no estaba; eso hacia la diferencia. Ahora me levanto al medio día para no recordar. Marzo 24, 2007 7:10 p.m.
Texto agregado el 25-03-2007, y leído por 118 visitantes. (1 voto)