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PROPUESTAS CELESTIALES PARA UN NUEVO MILENIO
Con la llegada del nuevo milenio, se hacen planes a muchos niveles y se crean estrategias para enfrentar los retos que se presentan ajustándolos a los objetivos establecidos con anterioridad, de forma que no se den cambios bruscos que atenten contra la estabilidad de la empresa. Un ejemplo común es el de las computadoras, que al ingresar al nuevo “número” quedarán un poco desfasadas al no encontrar en su memoria los elementos necesarios para aceptarlo.
Pues, lo mismo sucede ahí, donde se hacen los planes de la humanidad, es decir del buen desenvolvimiento de la raza humana, buscando la forma en que se llegue al fin prefijado de amor y paz establecido desde el inicio del tiempo.
Cada milenio, se hace un inventario general y, más o menos desde los 960 años se empiezan a presentar proyectos cuyo objetivo principal es dar a la humanidad destellos de luz que la guíen a través de la oscuridad incierta que encierra el planeta elegido, todo esto siguiendo la política administrativa básica “no alterar el libre albedrío”.
Los proyectos que se aprueban se realizan y se evalúan constantemente durante el milenio en cuestión y si dan los resultados esperados, se instauran para siempre. Tal fue el caso del fenómeno astral que vemos cada cierto número de años en diferentes partes del planeta. Alguien dijo alguna vez, en las reuniones, que hacer que la luna tapara al sol por unos minutos en horas de la mañana y luego brillara de nuevo el astro rey sería una prueba de la magnificencia del Altísimo y prueba de su soberanía sobre la tierra. “Los mortales-dijo- al verse al desamparo de la luz comprenderán su importancia y luego al verla aparecer de nuevo se regocijarán en la dicha de tenerla, agradeciendo a Dios su presencia en la Tierra”. Después de un elaborado discurso que arrancó ¡Glorias! y ¡Aleluyas! de parte de la concurrencia, se instauró el “Eclipse Solar” y aún hoy se puede ver en diferentes latitudes y logra atraer a miles de personas que acuden a presenciar tal obra.
Pero no todas las ideas tienen tan buen impacto. Recordemos el proyecto “del saber” como le llamaron en aquella época gloriosa. Al principio la idea era que el humano tuviera el discernimiento entre bien y mal. Ya en la tierra, los griegos, en su creatividad lo presentaron al mundo con la imagen de un Prometeo Encadenado que muere torturado por su deseo de llevar al fuego a los mortales. Los dioses lo castigaron y un buitre le arranca los ojos y se come su hígado. Este “saber” evolucionó en manos de mortales y se transformó en tecnología, pasando por conocimiento y sabiduría. Hoy, esta tecnología destruye el planeta y la especie. No obstante para el milenio pasado se manejó la idea de las especies que se extinguen. Siempre bajo la misma tónica de libre albedrío, en el sentido de no dejar que ciertas especies se reproduzcan, “dejémosles que vean de lo que se pierden y vuelvan su cara al principio y entiendan el por qué de la desaparición de estos miembros de la fauna y la flora, talvez así detengan la destrucción”. Esta idea ha dado sus frutos, pequeños, pero el Gerente General sigue creyendo en la especie.
Ya para entrar en la materia que nos atañe, en 1960 se presentó en la reunión una idea innovadora, tan simple que nadie la había propuesto, tan sutil que se daba por lógica. “Por qué no mandar a la tierra a seres luminosos que encierren las características deseadas pero que a la vez tengan su parte mortal”.
Aquí empezó la discusión. ¿Alteraría esto el libre albedrío? ¿Cuántos sería conveniente? ¿Deberían nacer en la misma época? ¿Cómo se haría para que ellos no externaran su misión?
Las discusiones fueron largas y acaloradas. Algunos decían que estos seres serían demasiado perfectos y al igual que en Sodoma y Gomorra estarían desprotegidos ante los embustes de los mortales. Otros apelaban al Altísimo explicándole que si eran muchos cambiarían el rumbo de la humanidad de manera drástica. Los menos daban por hecha la propuesta y planeaban los diferentes años en que deberían nacer para tener una edad satisfactoria al entrar el 2000. Los puntos a tratar fueron muchos. Se sabía que aquellos seres tendrían una vida difícil y que justamente esto es lo que los haría diferentes, el enfrentar todo (tipo Job) y aún así brillar presentando al menos a aquellos que tuvieran cerca su alegría y sus motivos a “pesar de” y alentando con el ejemplo a todos los demás simples mortales. “Estos entes se reproducirán en la tierra-decían los defensores de la idea- y poco a poco la especie mejorará. Esto sumando a todos los que tocarán con su luz. ¡Harán la tierra un lugar mejor!”.
Después de escuchar la discusión por unas cuantas horas y cuando supuso que ya todos estaban poniéndose de acuerdo, el Gerente se levantó y explicó como se llevaría a cabo el plan, asignando tareas a los que estaban ahí para que iniciaran el proceso de forma inmediata. Los seres luminosos irían a la tierra.
Serán personas de ambos sexos, de varias razas y colores. Además al entrar el año 2000, estarán en edades diferentes y en países distintos. Serán pocos, poquísimos, ya que es solo un experimento. Pero sobre todo, ellos no saben quienes son, esto alteraría todo el plan.
Se determinó al azar los lugares en que nacerían, los años en que acontecería el nacimiento y estarían vigilados estrechamente no solo por los encargados, sino por el mismísimo Gerente.
A partir de 1961 empezaron a llegar a la tierra y terminaron de llegar en 1977. A primera vista parecían seres normales, terrenales y corrientes. No obstante, su aura brilla con un color inesperado, con una intensidad exclusiva y se siente una agradable vibra cuando se acercan. Ellos y ellas no saben qué es o cómo explicarlo, pero sienten un brillo interior que los hace ser centro de atención, sin embargo no se regodean en su fortuna ya que utilizan esta calidad humana en pro de su prójimo.
En la primera evaluación que se llevó a cabo en 1989 se presentó un informe interesante. Resulta que a estos entes, en la carrera de elegirlos y mandarlos, no se les introdujo el “Manual de Reglas del usuario”, que es algo así como el protocolo de vida. Cómo controlar emociones, cómo manejar ciertas situaciones, etc. Luego de revisar el informe y ante la mirada asustada de los Ejecutivos, el Gerente esbozó una pequeña sonrisa... Él ya sabía de esto, por supuesto. Todas esas normas sociales para la convivencia (idea presentada en épocas prehistóricas) habían degenerado hace mucho tiempo en individualismo y egoísmo exagerado por parte de los humanos. La única forma de erradicar poco a poco esto era eliminando el código y con la idea de los seres luminosos se podía probar su punto. Aquí se entró en otra discusión, existe una relación causal entre el brillo y la falta de código o será acaso una relación dialéctica entre ambos. Aún no se ha llegado a una conclusión, y el Gerente General que obviamente sabe la respuesta, los dejará discutir y filosofar, para no influir en su libre albedrío.
Así que debemos estar atentos ante la aparición en nuestras vidas de estos seres, son muy pocos y talvés no tengamos la oportunidad de conocerlos, pero si usted encuentra a uno, avíseme, no importa el lugar, ni el momento, le aseguro que yo no me demoraré en llegar.

Texto agregado el 25-02-2004, y leído por 203 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
22-11-2004 mis 5* para ti, bello texto que dice mucho. FELICIDADES poetaloco
 
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