Claridad mental.
Hay personas que tienen claro desde la adolescencia como se llamaran sus hijos, Sofía, Mercedes o Mencía, si son niñas; Carlos, Adolfo o Marcial, si niños son. Casi siempre dicen tres, fijaos pero es así, es una forma de recortar santoral y tiene su merito con los cientos que hay decidirse por tres, con apenas catorce, quince o dieciséis es tener criterio propio. Yo nunca me planteé como se llamarían mis hijos, ni tenía claro si tendría, la verdad es que soy un ser que tiene pocas cosas claras, no es que dude de todo, pero no estoy por la labor de destrozar mi mente con esfuerzos extras.
El sábado pasado comiendo con unos amigos, mejor dicho con unos compañeros de trabajo del legal, la legal de un compañero dijo varias veces… Porque eso sí, eso lo tengo claro. Y pensé, una chica con las ideas claras, lo de chica es por joven comparada con el resto de la mesa, es la segunda esposa y eso establece diferencias dentro de un grupo de toda la vida.
Lo que me hundió ya en la miseria fue comentando cómo después de una cena de trabajo, nuestros respectivos conyugues, habían coincido en un bar de copas con mi hijo mayor. Ahí dijo: - “Eso lo tengo claro, el día que me encuentre con mi hijo de copas en algún sitio, no salgo más” - Lo dijo y se quedó tan a gusto. Ya decía que hay personas que tienen las cosas claras con años de antelación.
¿Sabéis qué os digo? Ya que no quise decirle a ella – “Gracias bonita por ponerme de carroza desahuciada” - Pues os digo… qué cuando me encuentre a cualquiera de mis hijos de copas, sea el lugar que sea, les pienso invitar a unos whiskys, no creo estar aún para que me encierre. Eso sí lo tengo claro.
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