El estomago se retuerce, de la misma
manera el recuerdo de sus manos.
Tú lo sabes, amigo, que pertenece a la raza
desconocida de la que provengo.
El deseo sanguinario y violento de ser
algo más que una puta enredada
en su cuerpo laceroso, amigo,
más que el vóluble recuerdo de
un pedazo de carne en su cama.
No soy digna de pertenecerle a nadie y
menos de que alguien me pertenezca.
Las deidades me han hecho de piedra,
tosca y agujerada. ¿Podrá alguien amar
a una roca fría? Si el amor realmente existiera.
Dónde guardaré entonces, amigo mío, estas
lagrimas que he derramado por él. ¿Sabrá
que pienso una y otra vez en su piel, en
su aroma, en su temperamento cruel?
¿Sabrá que guardo su lengua entre mis pechos?
¿Dormirá tranquilo, si todas las noches
lo busco en mis pesadillas?
De mujer me lanzaron a los pozos de
esta tierra seca.
A sus ojos me entregaron y por condena
tengo que absorver mis lamentos al saber
que no existe amor, sólo deseo.
Deseo, tenerlo cerca, respirar ese aire inmundo
que lo golpea.
¿Será mucho pedir una noche entera siendo
mujer y no ramera?
¿Alguien ha visto de cerca mis ojos, querido amigo? Llevan a un túnel profundo, lleno de misterios
y guerras, locura y pobreza.
Diciembre en mi hombro y el llanto empapado.
Clava, amigo en el centro de lo humano.
Y dime ¿Qué se ama cuándo se ama?
¿Qué se ama cuando se odia?
¿Qué se ama cuando se desea desde el interior de
las entrañas, pero sientes miedo
porque nadie te ha enseñado a tocar más allá de tu
propio cuerpo? Dime amigo ¿Qué se ama?
¿Podrá él entenderlo?
Que el grito es de mi alma y no de mi cuerpo. Porque estoy lista para tenerlo sobre mi, dentro
de mi, fundido en mi.
¿Sabrá que quiero desearlo una y otra vez?
Quizás es el silencio dopaminado el que nos separa.
Una distancia enorme no es entre el cielo y la tierra, está entre dar o no un beso. Es tocar o esquivar la caricia.
Y yo tengo tanto miedo de morir así,
con el cuerpo aún envuelto, con el corazón
sin uso y vegetal. Llena con el jugo de la vida.
Amigo mio, quiero fundirme en su cuerpo para siempre, sin remordimientos, sin miedo.
Poder calmar ésta ansia, ésta pasión tan humana,
tan divina.
Amigo mio, dile que estoy lista,
para que se haga la voluntad, según su palabra.
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