“Isla de la Nieve, es un lugar bastante soleado en tiempos de verano, muy sofocante resultan las tardes en compañía de la arena… aunque la belleza del mar tranquilo y atemorizante a momentos, logra embaucar a cualquier afuerino que de paso este por el lugar.
Nos gusta sentir el viento salado, ver sonreír a la lluvia tropical, jugando a ser invierno a ratitos. Y en las tardes el techo azul se viste de lunares… dando comienzo a la Fiesta una vez más.
Cada noche solía librar una batalla con sus ganas de hacer y deshacer cada escrito. Volvía una y otra vez su rostro al suelo, escuchaba lindas canciones, pienso que tal vez ese era su misterio, dejar su alma en cada oído, prestando el cuerpo con todos sus sentidos… y apagarse-encenderse con cada melodía…
Sin embargo cada letra era una desgarro mas… expulsar las viseras de adentro hacia fuera, temiendo perder el rastro de su propia inspiración en ese acto impulsivo y descontrolado.
Me costo muchos días de observación llegar a esa conclusión. Es bastante quieto y respira de a saltitos. Viste una camisa que siempre se logra matizar con sus rasgos blandos y ese cuello largo. Aun no veo sus ojos y el brillo que imagino. Cuando vive escribe cabeza abajo, cubriendo sus ideas con su pelo ensortijado, y cuando descansa del mundo, cierra sus ojos y viaja en busca de ella. A veces lo veo sonreír, sospecho que por fin, se da por entero a ser feliz.
Muchas veces creí ver agua tibia rodando en sus mejillas. El ocultamiento es mi razón mas poderosa, es una unión de acuerdos tácitos, el consigue una letra buena, yo dos malas, que me deje contemplar su delgadez no cambiara nuestras existencias atrapadas soñando en un mismo viaje o quizás sea solo yo quien cambie la monotonía por regresar a mi centro.
Finamente conserva sobre su base de madera; herramienta inspiradora…. Un vaso repleto de agua, parecido a una copa de gigantes, se concentran los colores y muchas estrellas parpadeantes… iluminadoras.
Todo en el consigue bellos tornasoles mágicos, hasta incluso ese sencillo objeto de aguas cristalinas y peces imaginarios.
Será que la lejanía del mundo provoca esas sensaciones?
Aún no lo descubro, solo se que acá, cerca de su puerta y por la ranura puedo disfrutar de lo humano y lo imperfecto que suele ser este personaje digno de homenaje."
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