AILBIB( Toda historia es cíclica)


El diablo contempló satisfecho su obra. Lo había hecho, había acabado con Dios. Todas y cada una de sus creaciones se quemaban para siempre en sus dominios.
Durante eones, torturó gozoso las miserables almas de su reino.
Pero a mitad de la eternidad, Satanás comenzó a darse cuenta de que una inquietud no le permitía disfrutar completamente la depravación de su triunfo: cierto, había destruido la creación de Dios, pero no la había equiparado.
Pronto reunió a su círculo más próximo y comenzó a dar forma a su nueva obsesión: concebir su propio génesis.
Durante cinco días creó el nuevo cielo y la nueva tierra. Creó las perversas criaturas que la habitarían y, tomando el barro más pútrido de las cloacas más profundas de su reino, modeló a Damián y Lilith. Insufló en ellos la vida y el deseo por los placeres más perversos y execrables. Incluso, con un toque de ironía, creo su propio árbol del fruto prohibido. Luego de descansar el sexto día, permitió entonces a sus hijos, hechos a su imagen y semejanza, rendirse a cada pecado que su voluntad impusiera, excepto, claro está, dejar ningún día de comer del fruto prohibido. Así, se divirtió durante eras observando a sus criaturas revolcarse en el mal y alimentarse cada día con el fruto.
Sin embargo, extasiado en la contemplación de su realización, Lucifer no observó que su más cercano colaborador comenzó lentamente a sentir dudas, dudas que con los siglos se transformaron en una completa aversión hacia sus ideas. Tras reunir algunos cientos de adeptos, logró este huir mas allá de los límites del infierno, prometiendo a Satanás luchar contra él pero entregándole su perdón para siempre.
A pesar del odio infinito, Satanás no pensó que alguno de los renegados se atrevería alguna vez a volver. Absorto en su soberbia, no se dió cuenta de que aquel que había liderado la huida se había infiltrado en su infierno terrenal y, aprovechándose de un descuido, disfrazado de cordero, tentó a Damián y Lilith ofreciéndoles la redención si no comían más del fruto prohibido. Estos, impulsados por un arranque incomprensible de sus sucias almas hicieron y cumplieron la promesa de no comer más aquellas manzanas. De esta forma, nació lo que se conocería como el Arrepentimiento Original.
Lleno de ira, Lucifer no tuvo más remedio que expulsar aquellas criaturas de su infierno, y condenarlas a vagar por siempre sobre la faz de la nueva tierra.