Llegaste a tu casa luego del último día de clases con un sentimiento realmente esperanzador de saber que te quedan dos meses por delante sin preocupaciones ni responsabilidades. Piensas que luego, al retornar en marzo a tu sala, volverás a exigirte nuevamente por rendir lo mejor posible en las notas.
Recuerdas que tienes un par de libros para leer durante las vacaciones pero que no significan mucho en el gran tiempo que dispones solamente para ti. Dices que descansarás todo lo posible, pues se viene cuarto medio, la PSU, y todos aquellos factores que determinarán tu futuro y que indudablemente te presionan.
070309_columna_3
Ese es tu plan, y quieres llevarlo lo mejor posible adelante. Sin embargo, tu proyecto no incluía lo que encontrarías en don Pedro, que vive a la vuelta de la esquina, donde inesperadamente te encontrarías de frente con la pobreza, con la indigencia, o con la enfermedad de quien no tiene un techo digno bajo el cual vivir, de quien no tiene un acceso digno a la salud o a la educación, y por supuesto no ibas a contar con que esta vez, le prestarías atención y que te importaría tanto, y que a pesar de ser algo con lo que creciste y de lo que nunca habías reflexionado esta vez te llegó.
070307_columna_3
Entonces tu imaginación, sin quererlo, se echó a volar, y no pudiste frenarla. - "¡Maldita pobreza!"- repetiste una y otra vez mientras los días siguientes ibas a visitar a tu novia o a tu amigo. Es así como comenzaste a cuestionarte tu vida, tus alrededores, tus convicciones y tu proyecto universitario y quizás hasta de una futura familia.
070309_columna_1
Comenzaste a abrir los ojos al lugar donde habitas, a las poblaciones y a los trabajos en condiciones indignas. Soñaste con ideales y soluciones durante los dos meses que vagaste por Santiago, durante los dos meses que tu cara estuvo frente al viento fresco del mar disfrutando tus vacaciones, o frente a tu amigo en una de esas tantas conversaciones nocturnas bajo las estrellas con la arena fina de la playa, o incluso con tu propia almohada. Te pusiste metas claras que esta vez incluyeron tus nuevas ideas y reflexiones, específicas y muy exigentes, y estás convencido de que este año las cumplirás a cabalidad.
070309_columna_4
Así entre sueños, se te pasaron volando las vacaciones, y cuando llegaste el primer día de clases, todo se te olvidó. El sueño de la madrugada, el desánimo de ver las mismas caras, los mismos compañeros molestosos o los mismos profesores que el año pasado te reprobaron. Simplemente se te olvidaron tus promesas, y cuando el cargo de conciencia llegó a tu cabeza, pensaste: "Qué más da, todo seguirá igual". ¿Miedo a tomar tu responsabilidad? Solo tú lo sabías mientras en tu agenda tachabas el compromiso con la población de tu comuna al cual renunciabas. Entonces así, los pobres se quedaron pobres, los mal tratados siguieron siendo mal tratados, y tú seguiste, sin sobresaltos, tu individualista rutina. |