Me pego a tu pecho para escuchar tu latido,
Explayo mi vista al sendero de tus senos,
Lamo molar y geométrico una esfera, hago un radio sobre tu ombligo,
Hago compás sobre el capricho oval de tu cuerpo
Redundo izquierdo, en el big bang de tu infierno,
Hundo el astrolabio bajo la tundra triste de tus besos.
Y sigo sin ser. Maquillo informes, mezquino cuentas, piramido soledades,
Persigo tu nombre, turbio, testarudo. Empaco variedades, consejos de revista, Anuncios de tele, traficantes de memorias que me llaman hijo, esposo, amigo, estudiante. Tramonto en vuelos todas las curaciones.
Envalijo misas,
al psicoanalista,
el frasco de pastillas,
el porro vacío.
Permuto mi hastío a cambio de tu indiferencia, quisiera limpiarte los ojos con mi lengua, como hacen los reptiles, en tus ojos verdes. Aclararte la mirada, no sea que veas brutal el ombligo de bichos, la casa de adobe, la pintura sobre el cuerpo mendigo. No sea que nos lastime estar vivos.
Tu espacio ausente urde avanzadas, ataques definitivos,
Acampa sobre mi cama, se remite en esferas, aplaza alboradas,
Cruda cruza el silencio, golpea la frente, mira de frente, desenvaina la espada,
Nuclear y para todos los males: urbanamente, humanamente, me desapareces…
Y vuelven las seis de la mañana.
Con las Caravanas, los escuadrones, las dictaduras, Planes Colombia, Videla, Trujillo, Stroessner, Pinochet, Somoza, Planes Cóndor; con las tres cuartas partes del mundo que gritan al oído diciendo: No olvido…
¿Cómo habría de obviarte, yo, entonces?
Motín de polizones, moza de comarca, monstruo de Lovecraft
Si grito es para despertarme lo de adentro,
Para desgarrarme la máscara, Para romperte grave el cristal de los ojos,
Y admirar tu turbulencia, Tu gratuita y democrática nigromancia
De amar impúdica, lúdica, a este espectro bufo, que deambula en los semáforos,
Parando tránsito,
Haciéndote guiños, tatuándote mi nombre, cuando cae la roja,
Girando grullas sobre el baúl de tu pecho,
Esperando nacer en ti, desde otros. Ser los demás, sin ser.
¡Ah! Se me olvidaba decirte, mira cómo ando atribulado:
Te amo tanto…
Para que no me acusen de intangible, de satélite averiado,
Los sacerdotes del orbe, la policía de Aristóteles:
Con su práctico sentido de lo vivo, con su laxo bicho inconforme.
Christian Cruzatti |