Recuerdo tu primera carta, venia sellada con una flor y unas pocas palabras estaban escritas en el sobre. La primera carta la guardo porque en ella me dices:
"Nos hemos buscado entre tantos seres, por eso te escribo. Y cuando leas lo escrito quiero que con mis palabras sientas los besos en tus manos. Suzette, ahora que nos encontramos, juntos podremos caminar el mismo camino que nos depara este ultimo trecho en nuestras vidas. Mañana, supongo, estaremos con el recuerdo de lo pasado, de la triste cancion que hoy te hace llorar. No quiero que mis sentimientos caigan. Por el contrario, quiero que calen profundo hasta en la tierra que te vio nacer para descubrir los tesoros aun ocultos, tras los vientos milenarios de las nieves eternas.
No lo creeeras pero el rostro oculto que no aparece por ninguna parte me destroza. Es un reproche silencioso el que te mando, porque eres la musa desconocida que en secreto, pura y hermosa, despeja la nube que enturbia mi vida. Suzette, mandame la sonrisa de tus labios, el color de tus ojos, la tersura de tus manos, tu soberbia figura la quiero tener en alguna parte de mi habitacion. Quisiera en este momento estar por las calles de tu Chile querido y caminar contigo por esas calles tan queridas por Neruda. Y... apresuremonos a repetir lo que ya nos hemos dicho.