Con la misma mano que te escribo
Expulse de su liquido a aquella copa
Y me eché a correr cuesta abajo
Siguiendo luctuosamente el camino mostrado por el humo
/que hacia llorar mi ojo izquierdo

Con la misma mano que te escribo
Atravesé el pecho de unos cuantos
y entre sus camisas enrojecidas busqué
A aquel cristo que todos llevamos dentro;

Debes saber bien, mi apacible ninfómana,
Lo mucho que me cuesta escribir sobre aquello,
Que ésta; mi mano y sus demáses
Ya no quieren encender cilindros sin niebla que los suceda

Conmigo no viaja palabra alguna
Todo viene y va a medida que llueven los recuerdos
Y te escribe un puño ensombrecido
Una mano que sólo muestra la nefanda imagen
De nacimientos tras velorios
Y de velorios tras nacimientos
De algunos visitantes;
Ciertas personas afirmándose de una pierna
Caminado a bastonazos

Y explota en un silbido rutilante mi cuerpo atardecido
alcanzo a guardar esta mano degollada por una mala idea
contenta, paradójicamente por cierto,
de atravesar las calles del vino
vino derramado un viernes tarde
Con la misma mano que te escribo.