ELLA NO TENÍA FRAGANCIA.
La encontré sola sentada en el parque. Nos miramos con elocuencia. De inmediato nos cautivamos. Estaba sola. Era sola. Siempre era sola. Muy bella, de un color de piel extraño, casi cenizo, pero encantador. Sus ojos de mirada abismal. Dentadura perfecta. Voz melódica. No tenía fragancia. Hermosa como la más bella de las flores, pero sin fragancia.
No supe de donde venía. Solo en el parque nos vimos. Cada día era más fuerte mi amor, cada día pretendía eternizar los momentos con ella. Solo extrañaba la fragancia de mujer que era ausente.
Solo en el parque nos amamos. Ahí siempre me esperaba. Ahí en el mismo lugar. Siempre sola, como solo era su nombre: Adlin. Nunca supe por donde se regresaba. Siempre, al darnos el beso de la despedida, yo perdía la conciencia Al instante la recobraba pero ya se había esfumado. Luego al preguntarle, me respondía con un beso ardiente.
Ella me lo propuso. Yo me sorprendí. Nunca una mujer había tenido conmigo esa iniciativa. Quería una entrega absoluta. Complaciente la conduje en mi auto. Sin percatarnos nos vimos en un paraje solo y oscuro.
Nos pusimos cómodos y sucedió como tiene que suceder. Con los preámbulos, los besos y la entrega. Sacó, no se de dónde, un condón, pequeño para mi gusto y con fineza lo colocó como corresponde. De inmediato empezó a exigir mi savia. Le pedí que me permitiera culminar en su interior. Accedió e iniciamos el rítmico vaivén. Muy pronto, de nuevo, me decía que depositara mis semillas. Pero mi eyaculación tardaba en aparecer. Me hacía falta la fragancia de mujer. Ella tenía todo lo de una reina de belleza, menos aroma. Y yo lo necesitaba, como todo hombre, para alcanzar mi clímax. Mientras tanto, ella reclamaba, obligaba que mis glándulas seminales expulsaran su producto. Yo le decía que esperara, al tiempo que me preguntaba: ¿Para que querrá mi semen? ¿Por qué lo exige? Finalmente, imaginando los más exóticos aromas afrodisíacos, logré llenar una porción de aquel receptor. En el acto ella me retiraba y yo perdí la conciencia.
Ignoro cuánto tiempo pasó. Desperté. Todo dentro del auto estaba como si nada hubiese sucedido. No había rastros de ella. No había rastros de ningún aroma. Volví al parque en su búsqueda. ¡Adlin,¡ grité. La esperé. Un día, una semana, un mes, un año. ¡No volvió¡ Y yo enamorado locamente de ella. Un día, mientras añoraba verla, tomé un diario de ese día y leí un título: “Científicos estudian la expansión del olor, en el espacio” En ese momento, aunque no me lo crean, descubrí que mi novia, aquella que no tenía fragancia, era una extraterrestre. Ese día me percaté que los extraterrestres no tienen fragancia. Pero ese día, también entendí que Adlin era una agente que buscaba muestras de semen humano. Porque ellos andan en busca de la fragancia humana y estudian como obtenerla. Pero, no lo van a lograr, porque para eso necesitan obtener una semilla femenina. Entonces prevengo a las mujeres que cuando un hombre sin aroma se les aproxime, recházalo, porque te enamoraran, te roboraran tus semilla y te dejarán como a mí, enamorado y sin aroma. Adlin me robó el olor. Ahora ninguna me acepta, porque un hombre sin fragancia de hombre, es un extraterrestre.
|