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Era temprano, para levantarse. Felicitas no soportaba la idea de quedarse en la cama. Una vez despierta se acordó repentinamente de todo lo que quería conseguir.
Hace poco vivió un transito infeliz y desagradable que culminó en un desastre que puso en peligro su vida.

Con esfuerzo e incansablemente apoyada por la dama blanca de los dibujos, salió de aquella funesta irrealidad. Media muerta y confundida, pasó un tiempo, tras el cual recuperó el aliento, sintiéndose feliz de estar viva, pero pronto notó que le faltaba algo. Cada día se sentía más sola, sin encontrar la compañía que buscaba.

Escuchó silenciosamente su corazón, sabiendo que era el amor lo que le faltaba. Se dio cuenta que el amor era lo más precioso y esencial en la vida. Reconoció de golpe que sería absolutamente imprescindible conocer ese sentimiento especial.

-¿Pero, cómo encontrarlo?- Se preguntaba Felicitas. Con el tiempo se volvió triste y desesperada. Un amor verdadero no se encuentra facilmente en la calle, no se puede comprar en una tienda. Así era como todos los días, desde la madrugada hasta la puesta del sol, iba en busca de él.

Este mismo día se levantó, apurada de algo, pero sin ganas. Salió de la casa, defendiéndose contra la lluvia y la tempestad que la atacaban, azotando su cara y arrancando su pelo.

El viento con su implacable crueldad la empujaba hacia el río. Una vez, debajo del puente se detuvo, cerrando los ojos para descansar un ratito. Al cabo de unos minutos volvió a abrirlos y se sorprendió. El tiempo y todo el alrededor habían cambiado de súbito. Se encontraba en una orilla verde con aguas cristalinas, flores que adornaron pastos verdes, árboles florecidos y el sol que le acarició la cara y le calentó todo el cuerpo. Se asustó levemente al ver a un feo viejito a su lado, gordito, tenía el pelo largo , descuidado y la cara llena de cicatrices, pero como le hablaba de una manera amable y confiable se tranquilizó.
Le miró con una expresión confundida y preguntó:

- Dónde estoy, que es esto?- a que respondió él

- ¿No lo sabes? Pues, esto es tu lugar particular, lo más valioso que una persona tiene.-

No lo entendió del todo, pero lo tomó como algo elemental, porque casi siempre se toma las cosas buenas sin considerarlas.

Pasó unas semanas con él, discutiendo, riendo y se sentía muy contenta. Le consideró como su maestro particular pues de él se podía aprender mucho, tal vez incluso supiera cómo encontrar el amor.

Luego de un rato comenzó a dudar.

- Dime, los dos por acá somos muy solos todo el tiempo. ¿Por qué no hay otras personas?-

- Pues, porque esto tan solo es tu lugar-

- Pero si por acá no puede entrar nadie más, entonces nunca voy a encontrar alguien, que
me ame. ¿Oh es así que estoy muerta en realidad y no podré salir nunca de aquí? -


La observó un largo rato, antes de responder.

- No te preocupes. Puedes ir y venir cuando quieras. Pero ten en cuenta que tan sólo
por acá puedes encontrar el amor verdadero, porque solamente el que te quiera de verdad
es capaz de entrar aquí...




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Regina Sedelke

Texto agregado el 20-03-2007, y leído por 96 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
24-03-2007 tu cuento es de una gran ternura.***** alexandrocasals
21-03-2007 Un bello cuento que enternece y que habla con certeza del amor! Un saludo!***** josef
 
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