Un día no pude resistirlo más.
En el Planeta Azul...
Un día no pude resistirlo más. En mi memoria se había grabado a fuego la ubicación del altar. Tome entre mis manos el tubo y el martillo y la llave francesa y se hizo presente.
-Hermana- dijo el snrork- ¿A dónde vas tan apurada?
Alcanzó un segundo para que lo clavara contra la pared. El símbolo del snrork también lo recordaba. A la mañana el ángel azul me había dado las instrucciones, y la ubicación exacta del altar mayor. Y me lo había dicho con lujo de detalles, a si,si.
Lava la ropa que te perfuma,
Plancha la camisa que te desviste,
y guárdala en el placard que te arrincona.
Tales fueron sus sabias palabras.
Quería guardar en mi mente, la remembranza, amargo recuerdo, del último instante, el instante tan íntimo…apartando las comas de los puntos. En la calle un policía descubría animales en las nubes, quererme es esperarme haciendo guardia.
-¿Que tal estás?
-¿Y que crees? Me encantaría ser policía. ¿Has oído algo sobre el embarque?
-Pues no. ¿De que va? ¿Son tus fantasías de siempre? El policía me miró como si estuviese loca y fuese una pisciana sensible.
El wu-shu maru partió de China ayer, y se dirige hacia aquí, viento en popa. Tal cual su rumbo.
- ¿Y por que me cuentas esto a mi? ¿Me has visto alguna vez bailando la danza de la lluvia?
-Pues, resulta que el jefe de los snrork, junto a un grupo de chinos, franceses y holandeses, un mono y un canguro, entre otras ramas, harán conexión aquí, con otros snrork, y trataré de evitarlo yendo al frente. Desvalijar los planes de la banda de malhechores y que la carabela no pase del caribe. Le dije esto, y el tipejo se me quedó mirando con los ojos abiertos como un dos de oro. Como Juana de arco, la muchachita esa…
-¿Por que yo tendría que ayudarte? Me encargo de proteger a los habitantes de ciudad feliz, y… el robo del diamante en el restaurante, de la playa. ¿Acaso no lo sabes?
- ¿Si no se que cosa? (puñetero día)
- Tres cuartos de hora antes, desde la cuarta casa de ésta misma cuadra denunciaron el robo de doce casas, en la mas amplia de ellas se encontraba el horóscopo chino, lo robaron de noche y nadie dejó huellas.
- ¿Crees que tiene que ver con el embarque chino? ¿Una siniestra conspiración?
- Ya no se que creer, en verdad. Te soy franco, desde la guerra entre Rusia y Japón que no he visto algo similar. Quizás el hiryu. Disculpa hija mía, me siento algo confuso, me refiero al chino Zheng He. ¿Tal vez sepas algo de el?
- Si, creo que viene mañana con los otros, veo que sabes.
- Lo que se es lo que se anda rumoreando en la perra rosa.
No es novedad para mí, iba a decirle dándome aires de inteligente, pero lo pensé y no se lo dije, en cambio, fingí asombro. El policía sacó una libreta del bolsillo de su camisa colorada y arrancó una hoja. Muy amable él, me la obsequió y me dio un beso en la mejilla izquierda. Anota aquí cuanta observación hagas, es muy importante para mí, añadió, y si necesitas ayuda llámame al celular.
Yo quería tener un recuerdo del violador en mi mente y distinguir entre exaltación y excitación, el policía se sacó la gorra y se rascó la cabeza. ¿A donde vas? Me preguntó.
Iré al templo snrork, como me dijo el ángel, pensé, y le dije: iré a estudiar un rato.
Adiós y ten cuidado con los snrork’s me dijo por último.
Una mezcla de curiosidad, apatía, odio y excitación enturbiaron mi razón de tal modo que no logré contener mi deseo subliminal, y me puse en contacto con el ángel verde para saciar la voracidad de mi instinto de felina (leonina) a flor de piel.
-¿Arabia o Beijing?
-Estambul, código rojo. El sonido de la distante voz atravesó mi tímpano. -Que ganas de ponerme el casco-. Crucé la calle dejando atrás la caravana de trineos y entré a la tienda de cosméticos. Pedí un cicatrizante galáctico y un detergente. El despachante me dio las buenas nuevas que los diarios olvidaban. Le di las gracias por la planta de aloe vera y deposité el pan y los copecs. Enseguida leí el papelito que envolvía el bombón: Cruza la puerta tres de cien, que es la de la luna roja. El letrero rezaba: Perra Rosa. Precaución. ‘’No toque a la puerta si no piensa entrar lo que no le será fácil, así como tampoco salir si piensa que el dueño le fiará’’. O, entre, el dueño no está. Tenía dos opciones, o tocaba la puerta o daba marcha atrás con botas y todo. Opté por darle dos golpecitos a la puerta y esperar mientras mi alma nevaba caliente dentro de mí. Me sentí temerosa. Una vez dentro la furia me invadió y opacó mis sentidos primarios. Deslicé a un snrork por toda la barra hasta estrellarlo contra la pared, como zambullir un pingüino contra los bolos. El golpe mortal vino por mí, cuando tiré la patada más letal que recuerdo en mi vida, y la cabra me vomitó en la cara. En la puerta tres de cien, me aguardaba el destino, mi sentimiento mas profundo; el que aún no había podido canalizar como yo quería. Se levantó como un gigante, imponente entre las sábanas púrpuras y un shock me paralizó al verlo, con su manto sagrado y su aura de un dorado maravilloso. Yo en el taj mahal y el perdiendo sus calzoncillos frente a mi. Odalisca soy.
- ¿Bailas la danza de los siete velos?
-Admito que me siento vulnerable e indefensa frente a ti, oh, mi gigante.
- ¿No querrás cortarme el pelo como hizo Dalila verdad?
- No.
-¿Sabes quien soy?
- Empieza por decirme que eres, enfaticé con voz ronca por las circunstancias, mientras mi mucosidad de mujer aumentaba.
- Soy el tao, soy el tiempo, soy la eternidad, soy la Biblia y el Corán y todo lo que te puedas imaginar.
- oh, oh mmm mmmm
- Que cosas sabes hacer tu papi…
-Si perra, soy tu violador.
Fue entonces cuando la lágrima que Isis también derramó, y color sangre mis ojos se nublaron.
Recité mi tragedia, y caí en el colchón declamando el abatimiento que precede al éxtasis de apoyar bruscamente la mejilla sobre la almohada de piedra.
Todos me miraron y un hombre me tocó las tetas, me sentía invisible. -La culpa es mía por andar desnuda en la calle- Una mano se había apoyado en mi hombro aumentando la carga.
-¿Está usted bien? – me dijo
Pues la verdad que no (yo siempre tan sociable)
-¿A que se debe?
- Me llevé la mano a mi medallita de San algo. Estamos en guerra, le dije, mirando al vacío.
El hombre pasó la palma de su mano frente a mí, cuando me quedé muda.
Puede usted comenzar a leerla por favor que tengo que irme…
Es posible que el snrork no quiera andar jugando, no estoy lejos del templo. Ahí está el altar mayor, el ángel azul me lo dijo. Sus palabras fueron convincentes. Estoy segura que son muchos.
- Y… ¿Me va a decir algo?
- Si, es una palma con algunas líneas, cinco dedos veo…
- Me estás tomando el pelo?
- Lo siento, no estoy muy inspirada. Necesito un calmante.
- Creo que entendiste.
- Si claro.
- ¿Qué te parece si vamos caminando hasta la farmacia y me cuenta que mal la aqueja?
- Muy bien.
Caminé con el hombre por la calle, mirando de reojo los trineos, caballos y snrork’s disfrazados de hombres y amazonas furtivas.
- ¿Sabe? No me esperaba encontrarme un hombre por aquí que me tocara el hombro.
- ¿Te sorprendí? , eso es una grata noticia.
- Hace años que caminar por aquí me pone melancólica. Yo de niña solía ir al cementerio del bosque, a platicar con las hadas que… disculpe, tal vez no le interese lo que le estoy contando.
- Por supuesto que me interesa, pero ya estamos en la farmacia, mira, espérame aquí, iré a comprar los medicamentos.
Como desearía tomarme un café. En esta selva en la que vivimos, una tocada de hombro a una la pone como loca. Con dos de azúcar. Quisiera no poder confiar en el hombre que me tocó el hombro, pero… ¿Que puedo hacer? Me urge… Este chal no abriga nada, y se me vuela la minifalda, que vergüenza, ésta cruzada por que las minas anden en bolas por la calle, como es natural, como nos trajo al mundo, estoy de acuerdo. Hoy asistiré a lo del coiffeur. A veces creo que vivo entre algodones desangrándome. Moví la pierna y pateé a un snrork. El símbolo se veía majestuoso, iluminando el camino entre las murallas de titanio que se alzaban a mí alrededor. En eso, se me acerca el paquete, un jarrón con extrañas inscripciones, me explica Valeria que data de la era precolombina… son todo un ejército, si me infiltro como espía me matarán a la primera de cambio.
- Una cada seis horas.
- No sabe cuanto se lo agradezco buen hombre.
- Soy el taladro que está en tu mente.
- ¿Que le parece si damos una vuelta por la plaza?
Su mirada fue demasiado dulce, como si las mariposas, que celosas.
El barco llegó ayer, Zheng He junior ya está en el altar mayor desposando a su dama de las camelias, como la llama él.
En eso, las campanas de la iglesia me sacaron del trance, y el do de un tren pasó cerca de mi banco.
-Es una bomba lo que usted me cuenta, no se imagina la felicidad que confiere a los hijos de la luna su plegaria. Podríamos tomar un trago y me da mas detalles.
-Con gusto- me dijo-, mientras ponía la carne en la sierra de la máquina.
-Los dos kilos de potasio se los daré después. Moza dos café por favor
-¿Leyó la nota?
- Por supuesto, el sobre me llegó ayer por la tarde, los snrork’s están copando la ciudad, juraría que había uno espiándome por la ventana del baño mientras me duchaba.
- Que fatal… porque eres una perra. ¡perra!
- Yo no tengo la culpa, los snrorks son muchos para mi tarea solidaria, creo que los ayudaré.
- Arde en el infierno!
- En Francia era así, no me sentía muy querida; volver a las raíces me pone más melancólica, por eso me fui de Rusia.
- Por que te fuiste de Rusia bonita?
- Tiempos difíciles, había comenzado la guerra.
- Y ahora ves que acá es lo mismo.
- Es cierto, pero
- ¿Pero?
- Ahora estoy dispuesta a ponerme el casco y combatir.
- Y será una guerra cruenta y cruel por doquier.
-
Contuve las lágrimas hasta que no pude más. Él lo notó. Y acarició mi mano, con una comprensión digna de un caballero artúrico.
- ¿Por eso llevas el martillo, la llave francesa y el tubo?
- Ha adivinado usted, el martillo simboliza para mi la fertilidad, la templanza entre los reinos, el de los snrork’s y el mío. La llave francesa es un recuerdo de un mecánico…
- ¿Y el tubo?
- Es una larga historia…
- La escucho…
- Pues, en el tubo va el potasio… el tubo se apunta a la dirección escogida. Para que el tubo tenga largo alcance, lo sostengo entre mis manos y extiendo los brazos hacia delante, inhalo y exhalo el aire, mientras me imagino el mar. Tendría que practicarlo algún día, es buen ejercicio físico.
- Ciertamente. ¿Recuerda usted cuando se inició su odio? , ¿Cuál fue la causa?
- No
- Intente recordar. Yo le contaré una historia… resulta que Ariadna y Melampe se fueron al río, construyeron allí su choza con unas maderas y hojas de palmeras que sabiamente utilizaron de techo, ellos recordaban sus andanzas en el país vasco, pero no recordaban exactamente porque un día tuvieron que partir enamorados hacia esas cumbres borrascosas tan fatídicas donde los faunos, los conejos, los sátiros de mala leche, los lobisones, el monstruo de loch ness, y otras criaturas habitan, y participaron de alguna que otra orgía como romanos enloquecidos. Eran felices. Vivían en un estado de dicha absoluta, hasta que un día, la paz se quebró en tristeza, también dentro de los absolutos que imperan en los planetas, y por supuesto en cualquier rincón del universo. Ellos, sin embargo, dejaron de creer en lo abstracto para darle paso al violento huracán que arrasó sus calmas vidas. Y aprendieron que así podían disfrutar mucho más. Pero claro, las orgías no eran abstractas, las criaturas tampoco, la choza tampoco, y las cumbres tampoco. La felicidad les pareció simplemente un sutil estado de ánimo hasta que un viento frío llego de la montaña. Las plantas se secaron, las flores se marchitaron, el sol dejó de salir. Y aparecieron los vampiros, el hambre, la guerra entre criaturas, yo diría salvajes. La inundación se aproximaba, esa parte del continente quedará bajo las aguas muy pronto. De momento me mantengo escéptico, ya que no son muchas las inundaciones que azotan el norte. Ellos eran felices, sin embargo, el río llego al mar, y tuvieron que nadar, el resto es una triste historia que no viene al caso recordar.
-Ya recuerdo, me violaron.
- ¿Te violaron?
-Si, me violaron, y lo que es peor, me robaron el alma.
-¿El alma?
-Si, ya no tengo alma. No sabía que decirle, y el me miraba comprensivo, y volvió a acariciarme la mano. No se porque deje que me tocara. Quizás por la suavidad con la que me trataba. El cariño que me demostraba.
¡Hija de mil puta!
Comenzaba a quererlo. Se metía en lo profundo de mí.
-¿Sabes? Eres muy bonita, ya puedes levantarte del diván si quieres.
En ese momento me quedé dormida. Caí en un profundo letargo. Cuando desperté el seguía a mi lado observándome con la mirada mas dulce que yo jamás haya visto.
-Ya vuelvo, voy a comprar pan, ha sido un día largo para mí–, dijo y salió por la puerta con paso rápido.
Pasaron horas y horas y no regresaba. La ansiedad se adueñaba de mí. Me puse en pie y fui hacia la ventana. Los trineos, los snrork’s pasando en fila… sentía paz, pero debía ir a combatir. Bajé rápidamente los escalones, descalza, y me lo encontré en la puerta, tan apuesto como siempre. Te acompañaré me dijo. Y sacó su pistola de rayos alfa.
Fuimos volando donde los snrork’s, es decir, al templo, donde el altar mayor se haya, con la serpiente bendita y los mil demonios.
La entrada al templo fue sencilla. Me cargó sobre sus hombros y comencé a ametrallarlos. De repente caí de sus hombros, y él le dio la mano a uno de ellos.
- ¿Que haces? Le dije.
- Te presento al hermano Ramen.
- Hola Ramen susurré, mitad rabia y mitad sorpresa.
Acariciaban los aparatos, recitaban palabras incomprensibles para mi, levitaban, todos estaban desnudos y con sus símbolos de identificación. Se reconocen entre ellos por los símbolos, que orgullosamente portan.
- Somos del planeta X, ¿y tú?
- Pues, yo, titubeé, me dio un ataque de epilepsia.
- ¿Estás bien?
-Si, disculpa, hermano snrork nunca me dijeron de que planeta vine, aunque una vez me secuestraron, no es broma lo que te digo.
-Comprendo, son frecuentes los raptos en la galaxia en la que vivimos.
Mis hermanos y yo mantenemos una postura de tregua universal que consiste en no enfrentarnos con los terrícolas o marcianos. Nosotros propiciamos el sexo libre y tenemos una estructura de creencias que pasamos de generación en generación desde hace millones de años, cuando el sabiondo viejo Jeremías nos inculcó las buenas artes de la sabiduría absoluta. Estas creencias las hemos enseñado de forma escrita. Incluso en tiempos donde era difícil y debíamos usar las hojas de los árboles y usar de tinta nuestra propia sangre o la de algún animal. Nos mezclamos con los terrícolas durante milenios, siempre hemos tratado de pasar desapercibidos y reunirnos en lugares secretos en lo que va de la historia. Pero siempre, por algún motivo u otro alguno de nosotros, sale a la luz destacándose, lo mismo ocurre con alguna que otra mujer. Ya sabrá usted el enfrentamiento entre mujer y hombre. También se da en nuestra especie evolucionada.
-Comprendo, dije
-Muy bien, porque no todos lo entienden en su especie. Algunos se creen poseedores de verdades, verdades que son relativas, eso nos diferencia, nosotros manejamos verdades absolutas desde hace millones de años, para que comprenda usted la diferencia abismal entre ustedes y nosotros. Claro, hablo por todos los snrork, ya que soy el jefe.
-Ah-. Lo que me dijo me hizo temblar de pies a cabeza. -Venerable snrork-… susurré.
- Viva usted conmigo, en mi planeta, en mi castillo azul… princesa, se lo suplico. Me interrumpió.
- ¿Con usted? Me sentí agradecida.
-Conmigo, si, insisto, me haré presente cuando se despierte. |