Este legajo de papeles que he encontrado tirado en la calle, me ha provocado una profunda conmoción. Acá se habla de asuntos deleznables para la clase humana, se menciona un absurdo sometimiento y se transa la honra de las personas por unas miserables monedas. ¿Adonde llegaremos con este tipo de situaciones? ¿Será que ha llegado la hora de los fanatismos? ¿La oportunidad para que las castas más oscuras de la sociedad sacien sus bajos instintos?
En un párrafo se puede leer:
“Pedro Alfonso: estos son los precios que más o menos se conversaron, pero si tú quieres lanzar un precio promoción por el total del curso, obviando las mensualidades, por haber participado en el campamento, es cosa tuya. Si alguien quiere internado, evítalo, por ahora”.
En forma solapada, las huestes se están organizando, de eso no hay duda alguna. Vean esto otro:
“Se conversó curso de obediencia básica por un valor de sesenta mil pesos mensuales, con una duración de tres a cuatro meses”.
¡Pagar para aprender a obedecer! ¿No es vergonzoso acaso? En estos momentos busco un teléfono en la guía. Debo denunciarlo a alguna institución que vele por los derechos humanos.
Cuando pensaba haberlo leído todo, me encuentro con este párrafo:
“Curso obediencia básica, además de evitar agresión a terceros y no hacer actos coprolálicos en cualquier lugar. Duración 3 a 4 meses con un valor de ochenta mil pesos mensuales (fue lo conversado con ella)”.
Lo dicho, esto no puede quedar sin denunciarse. Así me cueste la vida, no toleraré que la dignidad de las personas se transe en la sucia bolsa de este informal mercado.
Continúo leyendo el infamante mamotreto:
“Ellos sólo necesitan que su pupilo no tire en la calle”.
¡Que asco! ¡Adonde quedó el pudor mi señor? Me arden las manos al sentir en mi piel el contacto de estas hojas mugrosas. ¡Que Dios me ampare!
Empero, sigamos revisando este baldón para la humanidad:
“La señora está de acuerdo que su pupilo entre al curso de cuatro meses. Ella sólo desea que Benny aprenda a caminar a su lado”.
¡Involucran a los niños en esto! ¡No! ¿Adonde hemos llegado?
“Benny asusta a la gente”.
Con ese entrenamiento, cualquiera se transformará en una bestia.
“Pero aprendió a hacer sus necesidades en un lugar fijo”.
Por lo menos, algo que no me provoque horror, todos hacemos nuestras necesidades en el mismo sitio: el WC.
“Benny, muy pronto será un educado perro y no ladrará a los niños”.
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¿Imaginan ustedes lo que significa comerse un legajo de papeles sin que nadie se lo ordene a uno, sino el profundo y humillante sentimiento de imbecilidad?..
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