Tu imagen, bajo el sol, es más que una luz
terminada en una botella de las que se encuentran
en las playas blancas de los altos países,
que desean tener las rodillas, en pie.

Es en lo hondo de un río
que la vida inicia su peregrinar,
con las larvas húmedas, y viejas
que no llegan a nacer.

Sube las gradas
que muy abajo, casi al fondo,
observaras y bien amaras
lo que te muestro.

Te cortas lo malo del cuerpo
sin temer el grito del poseído.
No temes los gritos enteros
de un soldado caído a tu piel.

- No te cortes más,
- lo que mal se piensa.
- Ríndelo a mi entrega.
- Suavemente, espero tus cabellos

Observé todo, desde la primera estrategia.
Todo con el ojo avizor del águila en celo.
Con este fervor marino entrego una regia
personalidad, que al desnudo; es otra.

Ya el sol se puso, y hace horas,
mi sol sigue en vigilia seductuosa.
Me retiro a mi estancia de verano,
donde nadie ve lo que me haces.