Un hombre de barba tupida y desordenada, coje el teléfono. Lo lleva lentamente a su oreja y espera en silencio: el cansancio y el ensueño no le permiten darse cuenta de que aún no ha marcado el número de a dónde quiere llamar. Pocos segundos después, lo nota. Baja el teléfono inalámbrico hasta la altura de su estómago y lo apoya suavemente en él. Su mano izquierda avanza sin detenerse hasta los pequeños círculos que contienen números del uno al nueve, marca el número y espera. Se lleva el teléfono al oído y espera. Timbra. Espera. Timbra de nuevo. Espera. Timbr:
- ACE Home Center, buenos días. ¿En qué puedo ayudarlo? - interrumpe una voz de mujer al otro lado del auricular. El hombre, sigue callado. - ¿Buenos dias?-
- Hola - responde el hombre dejando la mitad del sonido perderse entre su barba.
- ¿En qué puedo ayudarlo? - repite la voz insintentemente y con una insipiente desesperación en los labios.
- Eh... un tornillo - responde el hombre y como automáticamente, agrega - Por favor - en un tono muy amable, pero aún repleto de desidia.
- Tenemos de muchos tamaños señor, ¿de qué tamaño lo desea? - pregunta la voz. El hombre se queda callado y pasan los segundos. Al otro lado del teléfono se escucha el tamborileo de unos dedos. El empleado de ACE parecía estar impaciente.
- Tenemos tornillos desde 1' hasta 45'. ¿Cuál prefiere señor? - insita la voz.
- Uno de sien a sien -