Cuando dijo aquel adiós sus ojos nublados empezaron a llorar, y yo… yo me quede como en pauta, como esperando que el cielo se abriera de repente y una voz divina me anunciara que hacer, y El… como un niño de diez que no se quería ir, me miraba fijamente, con sus ojos café inmensos, esperando que yo dijese algo, pero yo no sabia que…
Y la tarde llovía por montón… y el avión que se iba a llevar al amor que había llegado a mi vida, ya estaba en tierra…
Y yo…completamente invadida por el miedo que sentía hasta en los huesos, de perder esa mirada, aquella sonrisa… que al caminar la distancia iba dejando atrás…
Quería gritar “no te vayas”, quería correr y abrasarlo con todas mis fuerzas, amarrarlo a mí para que no se fuese nunca, para que no me dejara…
Pero como en algunos sueños pasa las piernas las sentía congeladas, mi voz no salía de mi garganta, y el corazón que se me estaba muriendo lloraba, y me quede ahí… inmóvil, y no hice nada... como si esperaba en paz el verde, como si no era mi vida la que se me iba…
Y el, me dio un beso en la frente que me arranco el alma, y camino hacia el avión mirando hacia el suelo, y con la mano se seco las lagrimas de la cara…
Y yo, lo seguí con la mirada, hasta que no lo pude ver más, y me senté en el piso porque las piernas ya no me sostenían mas, me puse las manos en la cara, y como niña de diez empecé a llorar…
Fue un adiós para siempre... no lo volvi a ver jamas.
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