En los momentos donde puedo ver desde la oscuridad tus sombras
la muerte se vuelve más placentera que el mismo infierno,
he estado dentro tuyo una y otra vez
esperando quizás las respuestas del cielo,
ya no puedo creer en tus ojos sólo mirar al futuro
y esperar que el cielo se transforme en tinieblas, ver cómo los niños se vuelven ángeles cautivos y como las rosas ya no son hadas encantadas dentro de una botella.
Miles de posiciones para explicarte el manantial de ausencias de mis labios,
miles de senderos para hacerte mío una y otra vez,
miles de olores para demostrarte que el cielo no es eterno,
miles de sonidos para hacerte ver que mi cuerpo no te pertenece
y mucho menos mi alma perdida y amarga.
Haz roto barreras que ni el diablo ha podido sólo con tocarme en la luna llena,
haz transformado mi agonía eterna en agonía perpetua,
haz convertido mis quejidos en lágrimas palpitantes
y haz orinado sobre mis vestidos tus esencias delirantes,
esperando quizás que te perdone por no amarme,
esperando quizás que te conjure un castigo por mirarme de otra manera,
sólo deseo observarte y dejarte libre.
El infierno es el lugar más placentero que existe dentro de mi alma,
el cielo es sólo el comienzo de mi infierno,
ya mis manos pintan tu rostro con la simpatía de un bufón,
ya mis pies caminan dentro de tus vestiduras impetuosas
e inmaduras de un niño que juega a ser hombre,
y yo,
yo sólo quiero observarte desde la distancia.
Sentada en el sofá de quimeras malditas me cautivo con tu danza desnuda
mientras la música suena a lo lejos como unos violines infinitos,
la niña ha dejado sus ropajes abandonados en tus bolsillos,
ya no teme a amar sino a ser amada,
la gata a perdido las uñas en tu espalda
porque no quiere dejar tu cuerpo nunca más,
celosa de aire que respiras la gata vuelve a casa,
agónica de tus deseos la niña regresa a ti,
una y otra vez,
una y otra vez,
aunque sólo quiero
observarte desde la distancia.
Bayerly ®
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