No es que crea en fantasmas o en despedidas de tus seres queridos cuando están a punto de morir, tampoco creo que el amor sea algo que tenga que perpetuarse o culminarse, pero esta noche... esta noche habría que creer en algo si es que quiero mantenerme con vida.
Y es que todo parecía, tan fino, tal dedicadamente planeado, el frió despiadado de la noche, los conglomerados de los pájaros no haciendo mas de lo que les corresponde, pero que en momentos como ese son materia de absurda e incuestionable filosofía.
La velocidad con la que una mirada me traslada de un lugar tan sencillamente aceptado a otro que no logro entender, ni vislumbrar del todo, me deja pasmado. Es que cuando volví, no quedaba mas que apagar el interruptor, para que una extensísima gama de juegos coloridos aparecieran, una luz resplandeciente apareció iluminando un vació, ese vació que a pocos importa me parecía el mas singular, y aunque todos tiernamente se entregaban a las melodías contractuales aun no olvidadas, lo único que yo sentía mío, era esa espacio en blanco, gire y gire al acorde del humo que danzaba sin preocupaciones mal fundadas. Y fue ahí exactamente cuando te pude sentir dentro de mi, salimos por un cigarrillo barato, y volvimos a empalagarnos de conceptos cada vez mas formados y distantes de toda realidad, ya no importaba... esperando el amanecer dormimos y bebimos juntos, nada mas paso pues, ya que un sonido impertinente de los que nunca faltan en las mañanas me hizo recobrar la conciencia, Me vi, y desperté a tu lado, me sentí a tu lado lleno, me...
Y ahora despierto y con el mismo tabaco de la noche mencionada, no encuentro una solución mas acertada a esta soledad fría y apática más que beber un vaso de leche para poder recobrar el sueño por el resto de mi vida.
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