Me das lo que pido, sin mediar el peligro que pasa cuando me besas con el simple paso, de tus caderas al ondear la vuelta de unas gradas terminadas en adobe viejo. Me buscas lo que mejor quepa en el bolsillo sucio que gasto las monedas, sin sonar la vida que me llegara. Tengo un regalo, creo que celeste será el color ideal para la pintura que pondré en el “hall” para guindar tú retrato. Regalo los tiempos gastando lo mió para poder consentir lo que ya es mió. Me regalas 5 envases de cristal en la buena noche del año que casi nos amamos más. Me regalas tus instintos de mujer conjugados con lo de una tierna que busca con ansia la aventura que un segundo se gana y se pierde. Con tu corto peinado me das ese regalo lavándolo a mí colorida vista roja sin temer los reproches del hombre. Cada vez que me reglas que me das que me amas; simplemente me pregunto: ¿Qué te he regalado? ¿Qué? Nada solo el tiempo que no vale oro no vale alegría, ni menos tranquilidad. Me regalas todo sin miedo a sucumbir.
Texto agregado el 16-03-2007, y leído por 112 visitantes. (1 voto)