Nada hacía parecer que en Africa algo pudiera sobrevivir al calor, al hambre y a la sequía, se equivocaron una vez más, su tierra se alimenta de los cadáveres y se bebe el sudor de las lágrimas vertidas por los deudos. ¿Sobre el intenso calor?, no es cosa que le preocupe pues es el infierno mismo hecho polvo en el horizonte.






Imp. 2007