Al pasar vi sus ojos pesados pesados como el dolor,
más brillantes que nunca...
Ellos miraban al horizonte buscando algún alivio,
los vi habitados por la angustia y la nostalgia
vacíos pero llenos de dolor.
No comprendí el gran brillo a pesar de tanta congoja, de tanta amargura.
Pero al cabo de un año reconocí nuevamente el brillo
y de tanto pensar en él
al pasar nuevamente frente al espejo
cayó una solitaria y amarga lagrima
mientras el brillo lentamente desaparecía de los ojos...
de mis ojos.