Algún día se sabría la verdad de lo ocurrido esa noche, al resguardo de miradas, alejados del ruido, penetraron de improviso y ya nadie logró verlos, esa pareja que en la reunión tan juntitos se veían, irradiando juventud, de pronto salieron, y casi huyendo hacia aquel lugar corrieron, a despojarse de todo, a entregarse con ardor, con ese fuego intenso que solo el amor enciende, se brindaron mutuamente hasta el desfallecimiento, dormidos, desnudos, mojados de amor, pero el día llegó y todo recomenzaba, Juan y Ricardo fueron como siempre a sus labores. |