Alo… Hola mi amor, cómo estás... Si, por eso te llamo. Feliz aniversario... Acabo de despertar y recordé que nuestro aniversario es nada menos que el día de hoy. Sí, te llamé bastante más temprano, pero fue antes de la siesta que tomé después del almuerzo. ¿Sabes? Estoy súper alegre y relajado con estas vacaciones en París, las cosas son totalmente distintas a Lima, me gustaría quedarme por aquí un tiempo más pero sabes que la universidad y el poco dinero que traje conmigo no me van a servir por mucho tiempo. Bueno, te contaba que todo aquí es más limpio, más ordenado y la gente respeta lo de los demás, no por nada aquí se firmó la Declaración de los Derechos Humanos... Creo que fue tu papá el que me respondió hoy temprano. Te cuento, había salido a caminar por Les Champs Elysées y como loco estuve buscando una tarjeta telefónica para llamarte. Tanta fue mi desesperación que caminé desde la plaza de la Concordia hasta el museo de Louvre solo buscando una maldita tarjeta telefónica... Más o menos unas... uhmmm, como 16 cuadras... Y hasta que la encontré en un kiosquito donde vendían periódicos y revistas. Parece que el viejito que me atendió no entendía ni papas de español y poco o nada de inglés, así que hablé con él como un sordomudo, haciéndole muecas y gestos para que me entendiera que deseaba una tarjeta telefónica internacional de 50 francos... En lo que me tiro lo poco de plata que he traído al viaje este. Bueno, te hablaba de mi desesperación; cuando compré la tarjeta me fui corriendo al teléfono público más cercano que había y llamé a tu casa, para esto me equivoqué como tres veces metiendo la clave de la tarjeta. Bueno, grave error el llamar a tu casa, era las 9 de la mañana y no me puse a pensar en la diferencia de horarios, cuando Gloria me contestó con voz... Gloria, tu cuñada, sí, me contestó con voz somnolienta y ahí me di cuenta del error... Encima me dijo que no estabas en tu casa sino que te habías ido a pasar la noche donde tu papá... Segundo error, llamé donde tu papá y por poco me manda a la mierda por llamarte a esa hora y con todo su sermón no pude ni decirle que llamaba desde París. De ahí, como me encontraba frente a la pirámide del Louvre me atreví a entrar y observar como quien no quiere la cosa todo a la mayor velocidad posible porque ya estoy harto de tanto museo, y es que entre el D’Orsay, el Picasso, el Rodin y el Dalí que hay en Montmartre... Si, hay museo Dalí por acá pero eso te cuento luego... Entre tanto museo se me pasaron los primeros días... Claro que ya subí a la torre Eiffel, pero eso fue al segundo día. Mi error fue subir de noche porque poco se apreciaba de la ciudad, solo las luces de la ciudad Luz y una gruesa neblina que cubría todo... Estamos en noviembre corchita, estamos en otoño entrando al invierno por acá... Bueno. Te cuento que el viaje fue espectacular, sobre todo el día que pasé en Venezuela con el amigo de mi tío, quien se dio el gusto de recogerme en Caracas y llevarme durante tres horas de camino hasta Valencia, solo para comerme unas arepas, arepas, son como los tacos pero de maíz... Con un relleno de carne súper condimentada y como líquido refrescante, porque el calor en Venezuela estaba insoportable, una malteada de fresa que casi me manda al baño al día siguiente. Esa noche dormí en casa de este señor... A eso voy, me dio una habitación en su departamento con una cama especialmente preparada para mí, con sábanas de ositos, ja ja ja, sabes que es broma pues. Por la mañana me invitó un suculento desayuno y un itinerario que nos mantuvo ocupados hasta la hora en que tenía que estar en el aeropuerto... ¿Mi vuelo? Salía a las 6 de la tarde. Bueno, tuve que estar en el aeropuerto media hora antes de que salga el avión, no como en Lima que te hacen ir tres horas antes solo para registrarte, sea vuelo nacional o fuera del país. Como te iba contando, después del desayuno que fue un café, un omellete de queso con jamón, jugo de naranja, pan de maíz, mantequilla y mermelada y otras cosas nos fuimos para el parque Carabobo, algo así como la Pampa de la Quinua en Ayacucho, solo que en Venezuela... Quinua... Ayacucho, parque Carabobo, aquí se firmó la independencia venezolana, bueno, no sé si se firmó aquí o se peleó la última batalla pero era algo así la historia. Paseamos por ahí, me tomé unas cuantas fotos en un monumento que tienen ahí conmemorando el acontecimiento ese y luego volvimos a Valencia, me mostró la ciudad, nos tomamos un par de cervezas porque el calor... Ni te digo, de ahí fuimos a recoger a su esposa a la universidad donde enseña... Te caes de poto al ver lo grande que es... ¿La Agraria? La Agraria entra junto con San Marcos y la UNI, y para colmo le sobra espacio. Bueno, recogimos a su esposa y bajamos a su casa de nuevo para almorzar un plato típico colombiano... Ajiaco... ¿Por qué colombiano y no venezolano? Esa es otra historia; lo que sucede es que tanto Raúl como su esposa son colombianos pero radican en Venezuela por sus trabajos... Ella profesora y él, ingeniero... No sé, tiene algo que ver con petróleos. Como te decía, almorzamos y a eso de las dos de la tarde salimos con dirección a Caracas. Si, así de temprano porque el viaje desde Valencia hasta Caracas es larguito y dura unas tres horas a alta velocidad... Me las pasé durmiendo como guardando fuerzas para el jet laj que me esperaba. Llegamos como a las 5 y media al aeropuerto Simón Bolívar, el más grande de Sudamérica según Raúl. Me acompaño a que me registrara en el counter de Air France y de ahí me dejó en la sala de embarque y no lo volví a ver. Pasee por un rato por el Duty Free como esperando que me llamaran para abordar mi avión... Solo pues, si nadie vino conmigo, si, si, yo también te quiero, pero había unas flacas... Uf, te miraban como si quisieran comerte... Mentira, yo no te haría eso... ¿Qué más? Llamaron a abordar y subí al avión, un Airbus 340, gigante, el avión más grande que he visto en mi vida... Me tocó sentarme al pasillo junto a un tipo que por su pinta parecía artista, pero luego conversando me enteré que era arquitecto... Hablaba perfecto el español siendo francés y todo el viaje nos vinimos hablando de arquitectura y de lo duro que era la carrera y la vida de un arquitecto. Sabes que me apasiona mi carrera... Ay flaca... NO. No estaba simpático, era un viejo gordo, horrible... Es que me molesta... Ya, ya, ¿me vas a dejar contarte o no? Ya pues, hablamos de eso y habla que te habla, creo que nos bajamos media reserva de licor del avión entre los dos, si, fueron cuchucientos whiskys y un tanto más de vodkas, y arquitectura y arquitectura y que buena que esta la aeromoza, esa de cabello rojizo, ja ja ja, bien chévere el viajecito ese. Lo bueno fue que de tanto trago me quedé dormido y el jet laj que tanto había temido desapareció cuando desperté para ver el amanecer sobre el Atlántico, espero que haya salido la foto que tomé desde el avión... Sin flash y cubierto con la mantita que te dan en el avión para evitar el reflejo de las luces de la cabina... Esperemos, bueno, llegamos al Charles de Gaulle y estaba más perdido que Atahualpa en la Guerra de las Galaxias pero me trataron re-bien en la Aduana, no como a un par de morenos que venían detrás, que un poco más y los desnudaban enfrente de todos, ¿qué? No, salí veloz de ahí, es más ni me preguntaron nada, solo sellaron mi pasaporte y me dejaron pasar. Salí al hall y ahí estaba mi tía Mónica con Laura, su compañera de cuarto; el recibimiento fue efusivo como supondrás y mi tía me dijo que estaba demasiado flaco y que ya me parecía a mi tío Hernán... Ya, efusivo y todo porque aparte de mi tía unos árabes detonaron una granada de humo en la parte central del aeropuerto y lo cerraron parcialmente pero al toque... Nada pasó fuera del susto y los palazos que les metieron los gendarmes y todo siguió como si nada hubiera pasado... ¿A qué hora? Uhmmm, llegué a las 7 y media de la mañana, hora de París, no, nada cansado, caminamos hasta la estación de tren y compramos unos tickets para el que venía a París, es que el aeropuerto está fuera de la ciudad. Tranquilo, mi tía me preguntó como estaban las cosas en Lima, como estaban mis abuelos y como me iba contigo... Nada malo, no te preocupes. De ahí me estuvo contando como le iban las cosas por acá y como íbamos a hacer conmigo porque ella tiene un trabajo que la tiene ocupada la mayor parte del día, secretaria. Me presentó a Laura... Comentarios aparte... Ja, ja, ja, te pasas. La cosa es que llegamos a París a eso de las 9 de la mañana a la estación del tren en la que debíamos de bajar y de ahí tomar un bus hasta el departamento en donde viven mi tía con Laura. Me llevaron a mi cuartito, una habitación en un edificio de L’avenue Bosquet, uno de los lugares más fichos de París... Si, acá están las casas de la gente con plata... Bueno, Laura trabaja para una señora italiana adinerada y donde estoy es su departamento en París... Para cuando no quiere estar en la villa italiana que tiene en Génova... ¿Me vas a dejar contarte o no? Ya, entonces me llevaron a mi dormitorio que está en el sexto piso, bueno, el séptimo para nosotros porque el primer piso tiene otro nombre que no recuerdo, cosas de los europeos. No, con ascensor. ¿Tú crees que alguien se va a soplar subir seis, siete pisos a la carrera por escalera? No pues... En los pisos superiores están los dormitorios de los empleados, el edificio es a todo dar, clásico pero recontra “high life”, y los departamentos de los ricos son hasta el quinto piso, de ahí hasta el octavo son las habitaciones de los empleados... Ajá, son cuartitos decentes pero bien proporcionados, con baño propio... Lo único malo es que he tenido que traerme una calefacción de la casa donde trabaja Laura porque por las noches hace un frío de mierda y como llueve tengo que secar mi ropa de alguna manera, sobre todo las casacas... Después de la ceremonia del dormitorio y de un duchazo reparador, me fui con mi tía a la oficina en donde trabaja y me presentó a su jefe y a otra de las secretarias... Un estudio de abogados, secretaria. La otra le hacía preguntas sobre mí a mi tía... ¿Cómo sé? Es que mi tía me las traducía como para que yo se las respondiera, aparte me miraba con una cara... Se llama Marcelle y es bien simpática... ¡Qué imaginación que tienes oye! Me miraba con una cara de libidinosa que mejor ni te digo... Ja ja ja... Ya... Después de un rato mi tía me llevó a un pasillo de la oficina y me dio unos 300 francos y me dijo que fuera a cualquier estación de metro y que comprara una Carde Orange... Es un carné de color naranja en donde tienes que poner tu foto y te sirve como identificación para cuando viajas en los buses o en el metro, bueno, me dijo que comprara eso y aparte que comprara un ticket de metro semanal... Es un cartoncito con una banda magnética que te sirve para viajar en cualquier transporte, sea bus o metro cuantas veces quieras y te dura una semana... Si, imagínate si existiera eso en Lima... Las combis se irían a la quiebra. De ahí me botó porque tenía que trabajar. Salí de su oficina y caminé unas cuadras hasta un parque inmenso, creo que era el Parc de Monceau. Fue la primera vez que vi cuervos... Si, esos pajarracos negros que ves en las películas de terror, son del tamaño de los gallinazos más o menos y paran en las plazas y en los parques como las palomas en Lima o Arequipa. Hacen sus nidos en las iglesias y en los huecos que encuentren, quisiera llevarme uno a Lima pero primero tendría que atrapar a uno y no se dejan los desgraciados... Si conozco el refrán, pero no creo que coman ojos. Ya, de ahí bajé caminando hasta los Champs Elysées, lo primero con lo que me encontré fue con el Arco del Triunfo, le tomé unas cuantas fotos por fuera y di unas vueltas por la zona de los cafés en los Elíseos. Como era temprano, creo que eran las 6 de la tarde, me senté en una mesa de un café que daba a la avenida y me pedí un expresso... Un café pues monga, después me pedí otro y más o menos a la mitad de la taza cuando comenzó el aguacero, al comienzo suavecito como una lluvia de comienzos de otoño en Lima pero después parecía una tormenta selvática... Pagué la cuenta, me levanté de mi sitio y empecé a caminar buscando la torre Eiffel como buen aventurero. Grave error, si, gravísimo porque por más vueltas que le di al Arco del Triunfo no encontré la avenida que, según mi plano de París, desembocaba en Trocadero... Trocadero; no te rías malpensada que así se llama ese lugar... Si, ahí donde están haciendo las protestas por Pinochet, pero eso es otra cosa, volviendo a la lluvia y a mi aventura, caminaba y la lluvia caía cada vez más fuerte, para colmo se me rompe el cierre de la casaca impermeable que tenía puesta, no te rías, ya vas a ver las fotos cuando las revele, y encima mi paraguas... Mejor ni te cuento, bueno, con la lluvia y el viento de mierda que hacía se terminó rompiendo uno de los rayos que soportaba la lona, quedó inservible la porquería esa, se rasgó la lona y me quedé sin paraguas... Mala suerte y encima de principiante osea imagínate que me podría haber sucedido después... Por suerte nada malo, no te rías, anduve perdido por París el día de mi llegada, con casaca rota y sin paraguas en una lluvia que tenía un par de horas más, estuve vagando por callecitas y avenidas, veía como los locales iban cerrando, las luces se apagaban y la gente desaparecía de las calles... Fue horrible, encima París es tan igual en cada calle que puedes confundir el Boulevard Haussmann con la Rue de Grenelle... Que te digo, como que confundas la avenida Abancay con Jorge Basadre ó algo así. Además los edificios son exactamente iguales y de noche y con lluvia y sin saber a donde vas, es bien difícil distinguir por donde andas. La cosa es que después de tres horas, si, tres horas de caminata llegué al Pont de L’Alma, sipi, ahí donde murieron Lady Di y su amante árabe... bueno, no recuerdo si es árabe o de otra nacionalidad pero algo así era... Bueno, ya ahí pude ver la avenida en donde esta el edificio donde vive mi tía y me dije: “mi camita”... Entré todo mojado y para suerte que ya la concierge se había ido a dormir porque si hubiera visto como le mojaba el piso de mármol que hay en el lobby del edificio se moría... ¿Mi tía? Casi me dice mi vida por llegar tarde y sin avisar, pero cuando me vio todo empapado y le conté mi odisea no le quedó más remedio que decirme que me fuera a cambiar, a darme un duchazo o algo y que bajara a cenar. Tragué como no te imaginas porque la caminata me había dado un hambre de miércoles pero de ahí me fui a dormir calientito en mi habitación porque ya había dejado encendida la calefacción antes de bajar a comer... ¿El jueves? ¿Qué hice el jueves? Ah, me fui al Museo D’Orsay... Excelente, me quedé boquiabierto con todas las pinturas y esculturas que había ahí, sobretodo había una sala en la que no había cuadros en las paredes... Ajá, el piso era una capa de acrílico transparente y debajo podía ver una maqueta de la ciudad de París recontra detallada, si, caminabas sobre ella. Tomé fotos de cuadros de Van Gogh aunque estaba prohibido, pero sabes que me encanta como pinta Van Gogh... Hablando de fotos, ese día me fui caminando hasta Notre Dame y me gasté un rollo y medio de fotos solo, y escucha bien, solo en el exterior de la bendita iglesia, y para el interior fue un rollo aparte, solo espero que salgan las fotos porque es más oscura por dentro... Solo iluminada por velas, aparte entré casi al atardecer osea que muy poco se podía ver si no encendían las luces y eso, si es que tiene luces. De ahí salí, crucé el Sena y me metí al metro para irme hasta la torre Eiffel... Ya cuando era de noche compré mi boleto para el tercer nivel de la torre y me subí... El ascensor iba repleto de gente y tenías que hacer cola para poder subir, como solo hay dos ascensores que llegan hasta el tercer nivel, que es el más alto y la cantidad de personas que querían llegar, imagínate. ¿Sabías que toda esa mole solo se inclina máximo 15 centímetros cuando se registran los más fuertes vientos en la parte más alta? Alucinante, ¿no? De ahí me fui caminando a la casa, que está a dos cuadras de la torre y del Champ de Mars y me tiré a dormir como un cerdo hasta las nueve de la mañana del viernes... Viernes... Me subí al metro para ir a L’Opera pero ¿puedes creer que no la encontré? Y es que saliendo de la estación lo primero que hice fue buscarla a mis espaldas cuando la tenía enfrente... Si, ya sé que soy un idiota, pero me puse a caminar por la zona y como estaban por ahí las galerías Lafayette me metí a sapear un rato... Si vieras la ropa que hay... Reventarías tu tarjeta de crédito y te endeudarías hasta el 2020 por todo lo que te comprarías... ¿Después? Nada especial, encontré la iglesia de la Madeleine que es una iglesia que se parece al Partenón y que tiene la característica de estar en una isla creada por calles, y sin un puto semáforo para detener a los autos, osea que tuve que torear a los carros y utilizar mi habilidad limeña para cruzar por el medio de la calle y llegar a la iglesia... Cuando salí empezó a llover nuevamente... No, ya tengo nuevo paraguas, aunque igual llegué empapado a almorzar. Me quedé conversando con Laura, haciendo sobremesa hasta que me pidió que la acompañara al consulado peruano para hacer unos trámites acerca de no sé qué. Como mi tía no estaba y no quería salir solo esa tarde, la acompañé. Me llevó después al Planet Hollywood, que está a media cuadra del consulado, en los Champs Elysées... Es que así se llaman, ¿qué, quieres que diga Campos Elíseos? No jodas. Ya, te contaba de Planet Hollywood, tiene una ambientación interesante, todo es vestuarios ó cosas que se han usado en películas, si, todo es original, justo estaba en exhibición la moto y la ropa que usó Wesley Snipes en Blade, esa del caza vampiros... Bueno, averigüé un par de recuerdos para mi hermana y nada, después regresaré a comprarle algo. Nos fuimos a Montmartre que es la colina bohemia de París... Con calles de piedrecillas y cafés al aire libre invadiendo las calles, te encantaría, recontra fresco, todo bohemio y con artistas callejeros en cada esquina: estatuas humanas, pintores, caricaturistas y otros. Me llamó la atención el museo Dalí y me metí a chismear un par de cuadros... Si, Dalí, ya te dije, no todos son originales pero hay esculturas y cuadros que valen la pena ver, como uno que si lo ves de cerca solo ves puntitos de colores pero desde una distancia determinada, creo que son 5 metros, ves a la virgen María cargando a Jesús de niño. Había una tienda en donde vendían copias de los cuadros y te compré una que me gustó y que creo que es la de Dalí que más te gusta, ese que se llama el sueño o las pesadillas de no me acuerdo que santo... Si, ese, en donde se ve al pata este tirado en el desierto, claro, con el caballo y el elefante de patas largas, ajá, ese, para que veas que siempre me acuerdo de ti... Yo también te extraño. Bueno, después bajamos caminando hasta Sacre Cour, que es otra iglesia y corona la colina, desde ahí puedes ver todo París con su nube de smog encima... Solo tomé unas fotos porque no me sentía con ganas de entrar y llegamos a un barrio cruzando el Sena en donde está el Moulin Rouge, nos sentamos a tomar un café y en medio de la conversa, sonó el celular que mi tía me había prestado para que utilizara en caso de emergencias. Adivina quién era... La secretaria que trabaja con mi tía en su oficina... Si, Marcelle... No te molestes, llamó porque pensó que estaba llamando a mi tía y como yo le contesté nos pusimos a hablar en inglés un rato... Me preguntó mi edad, que hacía por la vida y la misma rutina cuando quieres conocer a alguien... Y le dije que el domingo, osea hoy, sería nuestro aniversario... Si, solo eso, de ahí me dio un encargo para mi tía y me colgó... Como Laura me miraba me sentía medio incómodo y salimos del café, me invitó un crêpe en un puestito ambulante, buenazo... Todo embadurnado en chocolate, uhmmm, se me ha antojado uno... Como ya se hacía de noche nos fuimos a cenar a un chifa, Laura y yo. Buffet de chifa, ¿puedes creerlo? El restaurante estaba repleto y tuvimos casi pelearnos por una mesa, pero comimos rico. Para llegar, viajamos en una ruta de metro que se había inaugurado ese día; son vagones totalmente computarizados, sin chofer ni nada, alucinantes. Volvimos en taxi a la casa porque salimos del chifa a eso de la una de la madrugada y el metro solo pasa hasta las 12 y media y una que otra línea hasta la una. Imagínate que aquí los taxis son Mercedes Benz, BMWs y Peugeots, cuando en Lima tenemos que conformarnos con carcachas del año de la pera... Ayer nos fuimos al Parc Zoologique... Travesía interesante, era también la primera vez que mi tía Mónica iba al zoológico de París desde que llegó hace unos tres años... Uf, mucho más ordenado que nuestro Parque de las Leyendas, pero más chico también y este está en medio de la ciudad... Lo único malo fue que almorzamos cerca de las 6 de la tarde en un Pizza Hut por la casa, me tragué una pizza familiar entera... Sabes que soy delgado... No, no creas. ¡Ah! En la noche salí a caminar por los Elíseos, para que no me molestes, y me metí a un Virgin Megastore a chequear música y encontré el disco de The Beatles que andabas buscando y que hace tiempo atrás me habías pedido... Cuando regrese a Lima te lo entrego... Si, te lo compré, para que veas que no me he olvidado de nuestro aniversario y mucho menos de lo que me pides... Si, yo también te quiero. Y hoy como te conté me fui al Louvre pero como estaba aburrido y quería hablar contigo, como que no lo gocé... Me vine a descansar a mi cuarto... Ya almorcé, compré un KFC y me lo traje al dormitorio... ¿Mi tía? No, no sabe que ya llegué sino me manda a la calle y me siento cansado y triste porque no estás aquí... Si, te haces extrañar... Mañana me pienso ir a Notre Dame porque no pude subir a los campanarios y creo que en la noche voy a hacer el Bateaux Mounge con mi tía... Es el paseo en barco por el Sena... Solo esperemos que no llueva... El martes si de hecho me voy a Versalles y por ahí que el miércoles ó el jueves me voy para EuroDisney... Si, hay uno por acá así como en California y en Tokio. Me falta conocer la Plaza de la Bastilla, la zona de la Defense, que es la zona moderna de París, el museo Picasso, que me han dicho que está excelente y también el mus... ¿Escuchaste eso? Oye, creo que esto se corta en cualquier momento... Acaba de hacer un sonidito extraño y... Ya ves... Qué miércoles estará diciendo, no hablo francés señorita, solo sé que no me queda mucho crédito. Así que cuídate bastante, mándale un beso a tu mamá y una disculpa a tu papá... Si, lo comprendo. Bueno, cuídate mucho, ya te veo cuando regrese... Unos 9 días más, de ahí vuelo a Caracas de nuevo, paso la noche allá y tomo mi vuelo a Lima a primera hora... Yo también te quiero, ¡Feliz Aniversario flaquita! Cuídate bastante, te llevo tu disco y tu afiche, gracias... Ok, te quiero, te veo en Lim... ¿Alo? ¡Alo!
- ¿Con quién hablabas? – Marcelle, la secretaria del estudio de abogados en donde tía Mónica trabajaba, me preguntaba en perfecto inglés, mientras colgaba el auricular.
- Mi enamorada, allá en Lima... – Le sonreí e hizo un pequeño gesto como alguien a quien no le incumben esas cosas. Se levantó de la cama dejando caer la sábana al suelo alfombrado y dejando su piel blanca desnuda ante mis ojos. Volteó buscando mi mirada y con una sonrisa derritiente me llamó, haciéndome saltar de la cama y abrazarla por la cintura.
- ¿Nos bañamos? |