curiche,12.03.2007 
 
Letra SH shilena 
 
Shutas, yo mire el abecedario y no hay la letra más importante, la SH, no si lo saben, y si lo saben, sabran por qué, 
 
POr que soy SHileno 
si me enojo digo SHushas 
y si me sorprende Shuatas 
al desayuno me hago un sambuche de SHansho 
soy de la barra del SHago mornin 
 
Pero mi querida Ninive aún cuando mi SHile sea importante, no está la letrita, hay que conversar con los academicos de la lengua Shilena. 
Gracias 
 
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nefftali,09.03.2007 
 
P O E M A A L A S PASIONES PASAJERAS 
 
Las pasiones penetran los pasadizos de los pensamientos, 
pasean como pasajeros poseídos  
no pagan peaje... 
pisotean la pasividad pastosa, polvorienta, pesada.  
Pintan penachos pendencieros en las palomas pacifistas 
y sin pedir permiso... 
se posicionan como personal permanente.  
Pensionistas perseverantes en las palabras,  
persisten en poner persianas a las pesadillas, 
postergan pesimismos, pesadumbres y penurias. 
Pero a la postre... 
pasan cual pájaros, pierden plumas. 
Parten... 
y permanecerán... 
como pecados pendientes de perdón. 
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gaviotapatagonica,12.03.2007 
Poema con Ch… 
 
Cachafaz enamorada hasta el bochorno 
en una noche huérfana de hechizos, 
abrochó su dolor a un recuerdo marchito. 
Cada broche era una chispa de lujuria  
encendiéndole el pecho 
con el fuego insoportable del rechazo. 
Un riachuelo de sangre envenenada 
chorreaba por sus entrañas maltrechas 
y henchía su garganta de sollozos. 
Hilachas de suspiro, chillidos en el aire, 
su voz fue a chocar sin brechas de cordura 
en las trincheras de acero del olvido. 
Un violonchelo malherido, 
oculto en un nicho nochero de estrellas, 
después de muchas lluvias trasnochado, 
la acompañó en la anchura de su pena, 
remachando, con una habilidad irreprochable, 
ocho esquirlas que dejara 
la filosa cuchillada de un engaño. 
Chacarera hambrienta,chamaca bichera, 
la realidad con sus ojos de lechuza 
partió su corazón de un solo hachazo, 
sin piedad, sin tachaduras, 
con la firmeza arrogante del quebracho. 
Ni una sola sospecha de esperanza 
o un fugaz zafarrancho de ilusiones. 
Ni siquiera la chance 
de una pesadilla caprichosa: 
apenas chorros de nada en su lecho, 
sombras chinescas estrechando el vacío. 
Solo ella, pichoncita de poeta abecederia 
borracha de tristezas, chacalaca  
de charlas de chacota chabacanas 
machucones de te quiero en su fachada 
Y el ayer, chamarascas de haches 
machacando en su almohada. 
Despachando sus pertrechos de angustias, 
sus cartuchos de rabia, sus archivos  
de tiempos parchados y la chatarra  
Almas chúcara que jamás escuchó la chicharra 
de un poema absoluta y totalmente…  
¡chalado! 
 
piq piq   
 
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impresa,12.03.2007  
 
SOY LA R 
 
 
Rara vez Ruperto Repeto, respetado ratero, reconocía rencores por su arte de receptar lo ajeno sin asco a la indecencia; una buena vez rebotó ante sus ojos las sinuosas curvas de una bella damisela con un rebuscado recato de asirse a sus presas. 
¡Oh! se dijo recapacitando mientras la observaba: 
 
- Me ha robado el reloj sin moral y con rauda agilidad, he de darle la razón por cuanto me ha dejado razonando si seguir en este oficio o aprender sus rebeldías, me sacudiré definitivamente las polillas y modernizaré mis rancios ajetreos, no vaya a ser cosa que de tanto creer que soy mejor que todo el resto me arroje esta impúdica ratera a los confines del olvido. 
 
Entre tanto pensamiento de como salir libre y con reconocimiento, el mentado recogedor y refinado ladronzuelo al buscar entre sus trapos los ahorros fraudulentos se ha encontrado con un guante y una rúbrica en sus pañuelos aludiendo que ya no es rey sino un ridículo trapo viejo. 
 
 
- ¡Ay Renata de mis amores! (decía riéndo), que daría yo porque robaras no tan sólo mis harapos sino el amor otorgado por tus notables trasvesuras; ya verás rara especie que hoy secundo como raeré tu cuerpo en mi lecho y de punta a punta. 
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margarita_zamudio 15.03.2007 
 
Letra Ñ 
 
LA NIÑA DEL MOÑO  
 
 
 
Carmina Ibáñez Núñez, la niña del moño como la señalaban en el terruño, se desgañitaba: los gazmoños dueños que domeñaban las breñas lo emponzoñaban todo con sus dañinas campañas. La regañaban porque llevaba un moño, pero Carmiña gruñía con morriña cuando la arañaban. Los gañanes, como una piña, se empeñaban en que la niña siguiera con su moño de greñas. Mientras los añejos carroñeros se ensañaban con la pequeña e inventaban añagazas y triquiñuelas para hacer añicos el moño, los gañanes se escondieron en el cañaveral, y cuando pasaron los huraños dueños con sus guadañas, les propinaron leñazos con tanta maña que tuvieron que irse al quinto coño a varear ñames. 
 
Desde entonces, y ya restañados sus rasguños, la señorita Carmiña de España lució el hermoso moño enmarañado que sombreaba sus pestañas, no hubo más riñas, las alimañas se guardaron su saña y no volvieron a empuñar las uñas para quitarle su señal de identidad. Aquella mañana tañeron las campanas, la campiña de los viñedos se tiñó de colores, los perros dejaron de gañir y los gatos de arañar, las cabañas se preñaron de piñones y madroños, los lugareños tocaron sus castañuelas, las pirañas del Miño huyeron como un rebaño de ñúes, retoñaron las montañas y los puños levantaron pañuelos teñidos de añil con una hermosa Ñ mientras el jugo de las viñas  
regaba los gañotes…y los gazmoños arañeros huyeron hasta los peldaños de su telaraña empañada de uves dobles. 
 
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