Camino sin el rumbo fijo
que en el monte aprendí
desconociendo si en el tope
me abrirás o cerraras
una de las puertas semiabiertas.
,
Talvez eh luchado muy exiguo
en estos pocos años, que;
en tu sombra fresca me alimento.

Ya veo la manera en que cocinas,
la veo tan clara que me pareciera
sentir bien claro el olor del humo
que brota a escondidas bajo tu falda.

Dentro de tu cuerpo he estado,
y muy adentro, para nuestro placer,
entonces:
- ¿Por qué no abres unas de esas puertas?

Creo en mi imagen distinguir
un lejos camino, lleno de almendras
que me llama de mentiras y no me invita
a recorrer tu cuerpo, menos tu nombre.
Abre sólo una de tus manos;
escoge la que tú quieras, no interferiré,
en ella depositaré mi corazón mojado
y envuelto en algo,
- Ahora, ¿Qué sientes en tu interior?

Regresemos unas pocas travesías
y con mucha calma;
veamos el monte quemar.



Lo que en un pasado me costo sudarlo
lo llevabas con orgullo colgado;
me gusto traspasártelo, con tanto amor,
- ¿Qué lo has hecho?
- Ponlo junto a ese corazón que te dado.