Tuve que colocarte un nombre.
Debía hacerlo.
Nombre que no recodara
Nada de mis transitados recuerdos;
Tampoco de mi futuro al caminar.
Alcanzar el final de aquella entrega,
Interminable; húmeda y preciosa,
En tu compañía; yo, deseé.
Compartimos noches lluviosas,
De calor.
No mosquito desconcertaron
Nuestras fantasías.
Resistimos tempestades,
Vientos, lloviznas, lasitudes, escaramuzas,
Juntos las veinticuatros horas
Durantes años.
Te marqué y te di nombre, más que nombre:
Fue vida para mí.
Pocos baños tome,
Y ahí estabas, lista; limpia;
Avispa para todo, bien cargada
Con la boca abierta, esperando a tu amo
Con tu pierna color caoba
Al alcance de mis manos,
Cerca de mi vista.
No me fallaste, me diste fuego
En momentos necesitados.
Por las tenebrosidades
Solo podía, sí, solo podía,
Acariciar tu piel, dura y gélida,
Sin que mostraras nada.
Brotaste en un mes que nunca supe,
Nunca dijeron; no investigue.
¿De donde vienes?
¿Que importancia tiene?
Nada, estas ahí en mi hamaca,
Resguardada por mis brazos;
Deseando; yo, más noches contigo.
Piel obscura, boca helada;
Sin sentimientos.
Pierna caoba,
Treinta palabras en instantes.
Fuiste en ocasiones mi cobija,
Pero siempre mi compañera eterna.
Te marque para siempre:
En tu pierna color caoba;
Muy suavemente con mis uñas:
Te marque.
Días tras días, para saberte
Muy seguro entre
Todas.
Marque tu nombre
En tu pierna. No expulsaste
Nada,
Lagrimas,
Gritos,
Llantos; nada
.
Tu nombre, Catalina,
Quedo por siempre en tu pierna
Y aquí muy seguro en mi corazón
Para Mi fusil:
compañera de tantos años. |