DESAMOR

(Participación en el Round 10, 1er. lugar)

¿Recuerdas? Yo era el petizo de la fiesta, el mejor amigo, el más dispuesto, con un auto que mis padres, con mucho esfuerzo me compraron para suplir todas mis carencias físicas. Tú la reina de cada gala, la más hermosa y requerida, yo, el enano a tu servicio, parlanchín y chacotero, buscando siempre hacerte gracia, acompañándote cuando lo necesitabas, sin ninguna esperanza de alcanzarte, de amarte, que me amaras.

Esta espera que me aflige
besándote en mis ausencias
amándote en mi alcoba,
inalcanzablemente desnuda.

Me volví bohemio y payador, cada noche en la Peña, esa Peña de la Tertulia a la que un día te invité, “solo a ti podría gustarte el cantar de los huasos, el vino y la empanadas”, muy despectiva me rechazaste, yo deseaba que me escucharas versar mi mala suerte, enamorado perdidamente de quien nunca me amaría, noches y madrugadas, vino tinto, borracheras, amigos de corazón. Chilicote fue mi amparo, puerto y luz en mi camino, Marimar con su dulzura, en el consuelo de mis torpes lágrimas.

Y aquí vengo yo de nuevo
con mi amor y mi tormenta
¿quién podrá poner consuelo
cuando no alcance mi estrella?

El tiempo inclemente no dio tregua a tu soberbia, uno a uno tus enamorados alcanzaron su destino, te fuiste quedando sola, y al final solo conmigo, tu única oportunidad.

“Prefiero ser separada a quedarme solterona”, me dijiste fríamente cuando temeroso pedí tu mano, hace veinte años, nos casamos, nunca disimulaste tu desamor, tu frustración, la hermosa diva de nuestro barrio, se había casado con el petizo. Dios bendiga el día de tu descuido, te embarazaste y me diste un hijo, un hijo de mi amor, pudieron haber sido más, tú no los quisiste, temerosa de mi fatídica herencia o simplemente no te gustó perder tu armoniosa figura de diosa griega.

Un hermoso y varonil chiquillo, a quién enseñé a amarme a torso desnudo, entregándole el calor de mi piel y el amparo de mis brazos, aquellas noches, tantas noches en que el cansancio te vencía y no despertabas con su llanto.

A mi falta de gallardía y estatura, recibí otros dones, disciplina, astucia y muy buen ojo para los negocios, tuviste todo lo que merece una reina, como lo eras tú para mi, una hermosa casa, hermosamente alhajada, piscina, sauna, cancha de tenis, nunca supe para qué, te habría bastado una sala con un televisor de pantalla gigante, un berger de terciopelo, un cojín de seda china para tu gata siamesa, y una mesita Luis XV para tener a mano las papas fritas, el maní, las aceitunas y el litro de pisco sour, claro está, en una jarra de cristal.

El amor se cultiva
como una flor en su tinaja
si no la riegas se marchita
su tierra lucirá árida
como mi corazón,
como mis manos.

Y allí estás, apoltronada, ensimismada con las desventuras de Scarlet O`Hara, esa hermosa dama a quien todo se lo llevó el viento, a mi no me lleva el viento ¿sabes?, a mi me lleva el hastío de tu inconsecuente desamor, eres miel, eres cándida, eres la luz de las estrellas, cuando te invade un capricho y yo te lo concedo, desarmado ante un instante de dulzura y sonrisas. Nada te faltará, nada me llevo, te quedas con todo lo que te has ganado en veinte años de soberbia y algunos minutos de dedicación, te acompañará el eco en los muros de mi voz y la de mi hijo, él se va conmigo a recomenzar la vida, sin tu presencia inerte, vacía, inmersa en la soledad que buscaste hasta que ya, la encontraste.

Me siento libre, libre de mi enfermizo amor, dejé de amarte no se cómo, pero se por qué, libre para vivir la vida que me espera, con mi hijo en nuestro acogedor departamento, cerca de la Peña y sus canciones, de Chilicote y Marimar, siguiendo los pasos de un Bohemio que dice ser el número cinco que me llevó a escribir éste patético cuento.

Hoy en la tarde te visitará mi abogado, firmarás lo documentos, ojala no llores cuando termine tu película, imagino que sabes de memoria el final.